LIBERTAD DIGITAL 09/07/14
Conforme se aproxima la fecha de la consulta, anunciada para el próximo 9 de noviembre, aumentan las críticas a la pregunta ideada por Artur Mas y las presiones para que la simplifique. Según Mas, la inspiración para redactar el texto le vino el pasado 6 de diciembre, día de la Constitución, cuando miles de personas se manifestaban en la plaza de San Jaime, frente a la Generalidad, a favor de la Carta Magna y en contra de los planes secesionistas de CiU y ERC. «¿Quiere que Cataluña se convierte en un Estado?» y «En caso de respuesta afirmativa, ¿quiere que este Estado sea independiente?», fue el resultado de las cogitaciones del presidente de la Generalidad, que manifestó haber llegado a ese enunciado en la soledad de su despacho, sin ayudas ni consejos ajenos.
Seis días después, el 12 de diciembre (antes de que acabara 2013, como se había comprometido con ERC) presentaba junto al resto de los partidos la pregunta y también la fecha elegida para la consulta, el 9 de noviembre. El líder de ERC, Oriol Junqueras, bendijo tanto una como otra, pero ya en aquellos momentos se expresaron dudas sobre el formato de doble sí para la independencia alumbrado por Mas. No obstante, pesó más la complacencia ante la promesa a los partidos cumplida por Mas que la letra pequeña y los pormenores sintácticos de la cuestión.
Ahora, cuando sólo faltan 124 días para el 9-N, en Convergència se tienen serias dudas sobre la idoneidad de la pregunta, mientras que uno de los portavoces de las Candidaturas de Unidad Popular (CUP), Quim Arrufat, ha calificado el texto como «chapuza», al igual que lo hiciera 24 horas el socialista Miquel Iceta, aunque por razones obviamente diferentes. Las CUP exigen ahora a Mas que reforme el texto de manera casi telegráfica: «independencia, sí o no«. Es la línea de ERC, con la diferencia de que los republicanos evitan criticar en público a Mas. Formalmente, el partido independentista de Junqueras es la única muleta de la que dispone el presidente de la Generalidad y hasta ahora ese apoyo silencioso ha tenido una consecuencia principal: el engorde electoral de ERC a costa de CiU.
En cualquier caso, en Convergència se muestran dispuestos a cambiar el texto y aducen que su complejidad vino dada porque Mas intentó satisfacer también a Unió. Ahora, con la federación nacionalista CiU cuestionada por sus propios componentes, en CDC creen que ha llegado el momento de aceptar las tesis de ERC y las CUP y emplazar a Duran a aceptarlas o abandonar la coalición. La publicación de una encuesta que asegura que CDC y Unió obtendrían mejores resultados por separado ha recrudecido las tensiones entre unos y otros en lo que es una crisis latente que el 9-N podría resolver definitivamente con la ruptura.
Sea como fuere, un creciente sector en Convergència y en ERC en pleno muestran sus dudas sobre que la consulta llegue siquiera a convocarse y apuntan a que Mas estaría, a día de hoy, dispuesto a convocar unas plebiscitarias en marzo de 2015, dos meses antes de las municipales.