EL MUNDO – 07/09/16
· El ex ministro anuncia que no optará al puesto «a petición del Gobierno», tras recibir dos llamadas del presidente esta semana La dirección del PP consideraba que ésta era «la única solución».
· El intenso rechazo del PP a la elección de José Manuel Soria para ocupar un alto cargo en el Banco Mundial obligó ayer a Mariano Rajoy a rectificar.
· El Ejecutivo puso fin al escándalo, que él mismo había generado, consiguiendo que el ex ministro de Industria renunciara al puesto en Washington.
Soria claudicó tras mantener en las últimas horas dos conversaciones telefónicas con Rajoy. En una, el lunes por la tarde, el ex ministro agradeció al presidente que lo defendiera. En la otra, ayer por la mañana, igual de cordial, Rajoy empezó a mostrarse más preocupado por la dimensión que había adquirido el asunto y, sobre todo, por las consecuencias que podría tener ante unas posibles nuevas elecciones.
La sugerencia por parte del presidente de que podría representar un problema condujo al ex ministro a comunicar a Economía, «a petición del Gobierno» y ante la «desproporcionada» utilización de este tema, que renunciaba al destino.
Lo sucedido esta vez con Soria es muy similar a lo que ocurrió el pasado abril, cuando se vio obligado a abandonar el Gobierno tras no poder rebatir el documento publicado por EL MUNDO sobre una empresa a su nombre en el paraíso fiscal de Jersey. El presidente apoyó al ex ministro hasta el final y nunca le exigió que dimitiera. Fuentes populares ratifican que en esta ocasión Rajoy también estaba dispuesto a seguir adelante. De hecho, tanto él como el ministro de Economía, Luis de Guindos, han defendido que Soria tenía derecho a esta plaza como funcionario del Estado y que no se le podía negar.
Pero el respaldo de Rajoy al ex ministro en este segundo capítulo, sus pronunciamientos públicos de apoyo y, sobre todo, la decisión inicial de promocionarle para este organismo internacional han chocado frontalmente con la incomprensión de su partido. La catarata de críticas internas ha forzado al presidente a reconsiderar su opinión inicial de por qué no iba a poder Soria irse al Banco Mundial.
No es la primera vez que el partido responde a una decisión suya. Ya ha mostrado su desacuerdo con el blindaje a Rita Barberá, con los tejemanejes que se hicieron antes de repudiar definitivamente a Luis Bárcenas, con el anteproyecto de nueva Ley del Aborto e, incluso, en momentos como después de las elecciones autonómicas y municipales de 2015, con su visión de lo que estaba pasando en España.
La novedad de lo que se ha vivido en el PP en los últimos días es la unanimidad absoluta de sus principales barones a la hora de criticar en público la decisión. José Vicente Herrera, Cristina Cifuentes, Alberto Núñez Feijóo o José Antonio Monago, con más o menos intensidad, la han puesto en duda. A este desacuerdo casi transversal se sumaron ayer los líderes del PP en la Comunidad Valenciana, Isabel Bonig; Baleares, Miguel Vidal, y Andalucía, Juan Manuel Moreno. La avalancha de reproches la inició un mensaje de la vicepresidenta de Castilla y León, Rosa Valdeón, el viernes por la noche calificando la decisión de «vergonzosa».
En el partido no se podía comprender cómo el Gobierno podía promocionar a Soria al Banco Mundial tras los motivos que le forzaron a dimitir; hacerlo precisamente en mitad de los intentos para formar Gobierno y, encima, «de tapadillo», a través de un comunicado difundido dos minutos después de que Rajoy perdiera la segunda votación de investidura. Todos estos elementos han provocado una fuerte tormenta interna en el PP que finalmente ha terminado con el desestimiento de Soria tras la última llamada de Rajoy. Una salida que la dirección del partido consideraba que ya era la «única solución» posible al caso.
En la carta remitida ayer al secretario de Estado de Economía, Íñigo Fernández de Mesa, el ex ministro de Industria sostiene que renuncia «a petición del Gobierno» y no por iniciativa propia, según fuentes gubernamentales. En la misiva, de folio y medio, Soria se queja de la «desproporcionada utilización política» que ha desatado su elección como nuevo director ejecutivo del Banco Mundial. Lamenta también que no se ha tenido en cuenta que él no se encuentra actualmente «ni imputado, ni investigado, ni condenado por ninguna instancia, ni inhabilitado».
Sin embargo, fuentes del partido explican que las circunstancias en que se produjo su salida del Gobierno –la propiedad de una empresa en paraísos fiscales– habían sembrado el temor en el PP a que «el Comité de Ética del Banco Mundial echara atrás la candidatura», aunque fuentes del Gobierno descartaban esta posibilidad.
La nueva crisis vivida en el PP a propósito de Soria ha vuelto a poner de manifestó, según señalan distintas fuentes populares, la profunda descomposición del Gobierno y la división feroz entre los ministros que apoyan a la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría y el llamado G-8. Sáenz de Santamaría evitó pronunciarse cuando trascendió el asunto y sólo lo hizo después de que el presidente defendiera públicamente el relato de que había sido un nombramiento técnico. Cuando Soria dimitió en abril tenía el firme convencimiento, según señalan fuentes del PP, de que compañeros suyos del Ejecutivo habían contribuido a hacer llegar a los medios informaciones sobre él. Esta sensación, aseguran, se ha vuelto a repetir.
Pese al intento de De Guindos y del propio Rajoy de ofrecer argumentos para sostener la designación de Soria, diversas informaciones han puesto en cuestión después que el Gobierno no pudiera hacer otra cosa que elegirle para el puesto de director ejecutivo en el Banco Mundial. A la disconformidad mostrada por el partido con la nominación de Soria se ha unido un gran malestar con la gestión política y comunicativa del asunto que ha hecho De Guindos. Muchas de las críticas internas se han centrado en el ministro de Economía.
EL MUNDO – 07/09/16