EL MUNDO – 15/11/16
· El BCE alerta de los efectos negativos del proteccionismo del presidente de EEUU.
· La economía mundial sigue tratando de asimilar y comprender cuáles serán las consecuencias de la victoria electoral de Donald Trump.
El hecho de que el nuevo presidente de Estados Unidos no haya profundizado en los detalles de cómo será su política económica hace que, en los mercados financieros, el mismo razonamiento sirva hoy para comprar y mañana para vender. Sin embargo, en lo que sí parece haber unanimidad es en que Trump aplicará políticas expansivas, inflacionistas y proteccionistas. Y eso parece que no gusta a casi nadie.
Los que lo han dejado patente de un modo más rápido y evidente son, probablemente, los inversores de renta fija. Tanto, que la rentabilidad ofrecida por la deuda de Estados Unidos se ha disparado desde el pasado 8 de noviembre; el bund alemán está ya lejos de los terrenos negativos; el bono español a 10 años se mueve cerca del 1,6%, cuando en octubre ofrecía un interés inferior al 1%; y la prima de riesgo ha pasado, en menos de una semana, de 106 a 119 puntos, esto es, un repunte de 13 enteros tras la elección de Trump.
«Los mercados de renta fija gubernamental venían cotizando con subidas de intereses que la inflación estaba volviendo a terreno positivo. Pero la elección de Trump ha precipitado este movimiento, porque el mercado hace una lectura inflacionista de su victoria», explica Marian Fernández, responsable de estrategia de Andbank. Y es que en un entorno de alta inflación, la rentabilidad que ofrece la deuda pierde buena parte de su atractivo, lo que está provocando «unas ventas masivas, especialmente en largo plazo, que se deben seguir de cerca», añade Fernández. Por su parte, Christopher Dembik, economista de Saxo Bank, asegura que «claramente hay un efecto Trump en el mercado de bonos soberanos». «De hecho», continúa, «los inversores consideran que Estados Unidos tendrá que pedir prestado de forma masiva en el mercado para financiar el ambicioso plan de estilo keynesiano de Trump, que impulsará el déficit a un nuevo récord».
Sin embargo, el hecho de que los «inversores» o los «mercados» estén preocupados puede parecer algo poco concreto, difícil de indentificar y de valorar. Más tangible, sin duda, es que un gran organismo como el Banco Central Europeo (BCE) muestre sus inquietudes e, incluso, temores. Y por eso, las palabras que ayer pronunció su vicepresidente, Vítor Constancio, son tan esclarecedoras a la vez que importantes.
«La economía mundial encara, una vez más un período de incertidumbre anormal», aseguró el economista portugués en un discurso que pronunció en Fráncfort, y en el que además se refirió a la política proteccionista del America first (América Primero) anunciada por Trump durante la campaña para advertir de la llaga que esos prelados abrirían en la economía estadounidense y mundial. El razonamiento de Constancio es de manual. Un giro de 180 grados hacia el proteccionismo de una economía como la estadounidense puede mitigar, e incluso revertir, el crecimiento mundial y colapsar el comercio dañando a todas las economías que dependen de exportaciones.
Trump anunció en su carrera a la Casa Blanca que revisará los acuerdos comerciales de Estados Unidos con otras regiones, empezando por el NATFA firmado con México y Canadá. Por ello, el vicepresidente del BCE pidió cautela a la hora de analizar los vítores de la Bolsa de EEUU a la victoria de Trump ya que, a su modo de ver, se deben a «la percepción de que Estados Unidos se embarca en una nueva fase de política fiscal expansionista», a la creencia de que su política podría «romper la trampa de liquidez que ha dificultado el crecimiento en las economías avanzadas» y a que «los estímulos fiscales incrementarán el crecimiento y la inflación más adelante, permitiendo una normalización monetaria».
Pero todo esto es relativo. «Los efectos negativos podrían llegar posteriormente», advirtió Constancio y reiteró en consecuencia que «debemos ser precavidos. Puede haber crecimiento, pero el alza del proteccionismo puede reducir sensiblemente ese efecto».
EL MUNDO – 15/11/16