Los demócratas disimulan mientras Bildu ha logrado ya dividir a los órganos de justicia, beneficiarse de la presión del PNV sobre Zapatero, acomodarse cuando el lehendakari valoraba sus «esfuerzos»… Si la ilegalización de Batasuna originó la presión sobre ETA, ¿por qué va a seguir presionándole si ya ha conseguido volver a las instituciones?
Una sola imagen, la primera de otras muchas que veremos a lo largo de esta campaña, ha provocado ya el primer revuelo electoral. ETA y Bildu aparecieron ayer juntos en una foto. Una prueba que habría sido irrefutable para el Tribunal Constitucional, al que no le parecieron suficientes las pruebas aportadas por la Abogacía, la Fiscalía, y las fuerzas de seguridad sobre la relación entre Bildu y la banda. La imagen del preso que nada más salir de la cárcel se exhibió tras una pancarta de Bildu es una burla al control que se supone debía haber ejercido el Estado de derecho. No les quedó mas remedio, a los socialistas, que escenificar la búsqueda de la ‘lupa’ de Rubalcaba. Sobre todo porque el PP empezó a liberarse de su contención inicial para ejercer la presión obligada.
El Estado debe vigilar no sólo que Bildu no se le ría a la cara, sino la posible comisión de delitos. Esos delitos contemplados en la reforma de la Ley electoral a la que recurrieron los portavoces socialistas como premio de consolación cuando una parte de la clase política ( mayoritaria en España en general y minoritaria en el Pais Vasco, por cierto) se mostró indignada, para asegurar que iban a permanecer vigilantes sobre las posibles «anomalías» de la nueva coalición. En efecto, la Fiscalía y la abogacía del Estado pueden actuar si durante la campaña tienen «conocimiento de circunstancias» que indiquen que alguna lista es heredera de la ilegalizada Batasuna o si los electos de la nueva formación utilizan las instituciones para justificar el terrorismo.
Se le va a complicar la campaña al Partido Socialista. Y a todos aquellos que han repetido con más insistencia que convicción que la nueva Batasuna se ha convertido a la democracia. El descaro de la ‘pasarela Bildu’ con el que desfiló el etarra augura una campaña muy agitada. Todos los partidos (menos PP y UpyD) se habían puesto de perfil porque, en el fondo, no quieren ser estigmatizados como los ‘torpedeadores’ del proceso de integración de la nueva Batasuna en las instituciones democráticas. Que es como se suele llamar a quienes se han mantenido críticos y con reparos a las verdaderas intenciones del conglomerado de ETA. Ahora, en 1998, en el 2001 y el 2006.
Los demócratas disimulan mientras Bildu ha logrado ya dividir a los órganos de justicia, volar los cimientos de las listas de EA en Santurtzi al desplazar a los tradicionales representantes de este partido, beneficiarse de la presión ejercida por el PNV sobre el presidente Zapatero, acomodarse cuando el lehendakari valoraba sus «esfuerzos» y piensa seguir con la fiesta. Ya calculan que en la noche electoral, en Guipúzcoa, van a tener mucho trabajo con los medios porque «seguramente, vamos a ganar». La pregunta del millón no puede ser otra. Si la ilegalización de Batasuna fue el motor que originó la presión de la izquierda abertzale sobre ETA…¿por qué la nueva Batasuna va a seguir presionando a la banda si ya ha conseguido volver a las instituciones?
Tonia Etxarri, EL CORREO, 11/5/2011