Juan Carlos Girauta-El Debate
  • La gravedad de los hechos denunciados por Vox —sin restar gravedad a otras causas—, unida a la naturaleza de los que nutren la última denuncia ante la Fiscalía anticorrupción, harán caer al Gobierno

Vox no ha dejado de ejercer acciones judiciales contra Gobierno y Partido Socialista, contra Sánchez y su inquietante entorno, contra las piezas de ajedrez que el autócrata coloca en otras instituciones para ponerlas a su servicio. Es el único partido que lo ha hecho cada vez que ha advertido la concurrencia de conductas presuntamente delictivas. Muchas de las causas que tienen acorralado al sanchismo en el momento presente fueron en su día impulsadas por Vox. Lo ha vuelto a hacer hace dos días, y tengo para mí que la gravedad de los hechos denunciados —sin restar gravedad a otras causas—, unida a la naturaleza de los que nutren la última denuncia ante la Fiscalía anticorrupción, harán caer al Gobierno.

No me baso en una corazonada, ni en un arrebato de optimismo. Siempre he considerado, con absoluta frialdad analítica, que el sanchismo caería por una sentencia judicial firme incompatible con el mantenimiento en el poder del presidente. Un hombre rodeado de corrupción por todas partes: familia, amigos, cargos por él nombrados, altos responsables de su partido. Con un don insólito para sacudirse las culpas, Sánchez está a punto de intentar un número de escapismo desconocido en democracia. Su loca esperanza es mantenerse impune en el poder. Al cabo, se dice, controlo al fiscal general del Estado y a los medios de comunicación que llegan a mis votantes. Sus votantes son, como él, consumidores de telebasura, básicamente. Y eso les sirven la totalidad de los programas informativos de RTVE y la mayoría de los de Atresmedia.

Pero esta vez es más difícil tapar o relativizar lo que hay: financiación ilegal del PSOE. Y casi imposible confundir a la opinión pública que no viva ya en la confusión, o controlar a la Fiscalía anticorrupción. En la parte fáctica, Vox invoca un «uso masivo e indiscriminado de dinero en efectivo en la gestión del PSOE, carente de sustento y explicación razonada en sus cuentas anuales». Hecho reconocido hasta por Sánchez. Este trasiego de metálico se ha ocultado «en las declaraciones obligatorias ante los órganos regulatorios y fiscalizadores del partido político como es el Tribunal de Cuentas». Hechos. Carmen Pano entregó 90.000 euros en metálico en la sede del PSOE, según ella misma declaró. Hechos. La UCO tiene constancia de pagos «no documentados» a Ábalos y Koldo.

Al respecto, «el PSOE defiende que todos los pagos estaban justificados y auditados, pero no ha aportado prueba alguna de la justificación; y de sus cuentas anuales no se desprende en ningún caso que el PSOE reconociera una cuenta de tesorería con dinero efectivo». Pillados. La madeja es intrincada, pero los procesos judiciales tienen la virtud de desenrollar cualquier madeja. Aparecen desde chóferes de ministerios que se encargan de mover dinero hasta mordidas de empresas por concesiones públicas. ¿De dónde se creen que salían las chistorras? Hasta una asociación montaron para financiar a Sánchez en las primarias con más de 120.000 euros. Todo opaco, claro. El Tribunal de Cuentas no se enteró de nada.