EL MUNDO – 22/10/16
· La secretaria general del PP, que rivaliza con la vicepresidenta, aspira a un puesto clave en el Gabinete.
· Luis de Guindos puede continuar en el Ejecutivo con poderes reforzados para negociar con Bruselas.
· La batalla interna del PP dificulta la necesidad de un Gobierno renovado que facilite una legislatura larga.
Mariano Rajoy encara la formación de un nuevo Gobierno con el reto de resolver, o al menos neutralizar, la guerra abierta entre la vicepresidenta del Ejecutivo, Soraya Sáenz de Santamaría, y la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal. Las dos gozan de su confianza y, posiblemente, son las únicas con capacidad de influir sobre él. La inminencia de la investidura de Rajoy ha reabierto la pugna entre ambas para mantener su poder, frenar el de su adversaria y situar en primera línea a dirigentes de su confianza. Este conflicto empaña la verdadera preocupación de Rajoy que, según confirman fuentes del PP, es adaptarse a una legislatura insólita, con 137 diputados y la perenne necesidad del sostén del PSOE, y que sea larga.
El presidente avanzó ayer en Bruselas que adecuará su discurso de investidura para conseguir la abstención de los socialistas y reconoció que muchos de los planteamientos de su programa electoral no podrán salir adelante. Fuentes del partido aseguran que Rajoy se acomodará también a la nueva situación en la elección de los ministros de su nuevo Ejecutivo. Sin embargo, por debajo de él se ha desatado una intensa lucha para mantener cuotas de poder.
El presidente volverá a tener ante sí el conflicto Santamaría-Cospedal con la duda de si esta vez le pondrá fin o dejará que siga eternamente, tras una legislatura (y casi un año en funciones) marcada por el divorcio entre partido y Gobierno y que concluye con un Ejecutivo roto, en el que unos ministros critican sin ambages a otros y en el que se han agudizado los odios personales. Un Gabinete que ha quedado hecho trizas y que Rajoy tiene ahora que reparar.
Los movimientos que haga en el Gobierno permitirán vislumbrar con qué disposición política afronta una legislatura muy complicada, qué peso tendrá el PP en este nuevo tiempo y qué modelo de partido piensa impulsar en el próximo congreso de la formación.
En todo este diseño el futuro de Cospedal es capital. Su nombre se ha barajado en el PP como ministra del Interior, pero, según aseguran fuentes del partido, su salto al Ejecutivo es muy complicado. El hecho de que se planteara su nombre para la Presidencia del Congreso de los Diputados da fe de que Rajoy desea darle una salida de primer nivel. Fuentes populares sostienen que, al margen del supuesto veto de Ciudadanos, ella lo rechazó porque habría significado abandonar la Secretaría General del partido. Cospedal, señalan, no quiere ningún puesto sin «peso político». En el PP sospechan que le gustaría ser vicepresidenta, pero consideran que es una opción inviable. Rajoy, argumentan, no va a crear dos vicepresidencias políticas y si en algo hay unanimidad es en que Sáenz de Santamaría es inamovible en su cargo.
Fuentes del partido aseguran que sólo estaría dispuesta a ser ministra manteniendo también la Secretaría General después del próximo congreso del PP. Explican que en los últimos meses está haciendo valer su peso interno, que no desprecia acudir a ningún acto y que ha comenzado a hacer una labor de coordinación de los vicesecretarios que antes no realizaba. Que prospere o no su voluntad de permanecer al frente del PP es una decisión exclusiva de Rajoy, que dependerá del esquema de partido que pretenda impulsar en el próximo congreso. Aun reconociendo que es una de las personas de más confianza de Rajoy, fuentes populares aducen que el presidente puede tener pensado que no continúe en la dirección del partido y ofrecerle únicamente ser ministra.
A la presión de Cospedal, Rajoy sumará la de Soraya. La vicepresidenta continuará en su puesto y anhela hacerlo con los mismos poderes que ha ejercido hasta ahora. Por ello se opone a que pueda nombrarse a un nuevo portavoz del Gobierno y perder esta competencia. El nombramiento de otro portavoz, que defienda las posiciones políticas del PP, es una posibilidad que ya se barajó al final de la pasada legislatura y que finalmente Rajoy desestimó, según sostienen dirigentes populares, por la oposición de la propia vicepresidenta.
Esta opción ha vuelto a plantearse internamente. Las fuentes consultadas defienden además que apartar a la vicepresidenta de la Portavocía permitiría a Rajoy recuperar las competencias en Comunicación –la polémica concesión de licencias que tanto debate interno ha provocado– y gestionar la imagen del Gobierno. A Sáenz de Santamaría se le atribuye haberse centrado sólo en su promoción personal. Pero, pese a las críticas, nadie en el PP es capaz de aclarar si la confianza del presidente en ella es aún absoluta. Fuentes del Gobierno sí mantienen que «no es tan férrea como hace dos años».
A la gestión del conflicto personal entre Cospedal y la vicepresidenta se añade la disputa entre Cristóbal Montoro (Hacienda) y Luis de Guindos (Economía), que amenaza con ser igual de épica. Sin apenas relación personal, ambos pugnan sin rubor por complicar el trabajo del otro, según confirman distintas fuentes.
Sobre si continuarán o no todo son dudas. Un dirigente resume de manera muy gráfica la situación de Montoro: «El partido no quiere que siga pero tiene el apoyo de Rajoy y de Soraya». «Hay que hacer nuevos recortes y lo lógico es que continúe él», señalan otras fuentes. No obstante, se apunta que podría perder competencias y conservar únicamente Hacienda. Podría crearse un Ministerio de Administraciones Públicas, cuya misión principal sería negociar la nueva financiación autonómica. Esta disociación permitiría a Montoro seguir en su puesto y que un nuevo ministro, con mejores relaciones en las comunidades autónomas, afrontara este asunto.
EL MUNDO – 22/10/16