Corría el año 2006, un año en el que el entonces presidente Maragall se había empeñado en someter a referéndum un nuevo Estatut que nadie le había pedido. Pedro J. Ramírez hacía una entrevista al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero y entre otras cuestiones le planteaba esta: «¿Se sentirá responsable si dentro de 10 años Cataluña inicia un proceso de ruptura con el Estado?» Zapatero contestó: «Dentro de 10 años España será más fuerte, Cataluña estará más integrada y usted y yo lo viviremos«.
Once años después, en 2017, los separatistas daban un golpe estado. La proclamación del Estat Català por Lluís Companys el 6 de octubre de 1934 había durado diez horas y el del 1 de octubre de 2017 solo duró en total 56 segundos, entre la proclamación, los aplausos y los 22 segundos del discurso abolitorio. Dos días después de la asonada, el 3 de octubre, el Rey compareció ante los españoles para hacer una comunicación ejemplar, como pormenorizaba ayer en estas páginas Manuel Aragón Reyes.
Hoy se cumplen diez años del momento venturoso en que Felipe VI se coronó como Rey de España, La década transcurrida desde el acto de su proclamación por las Cortes Españolas en 2014 han sido realmente un tiempo nuevo que ha supuesto un mayor arraigo de la Monarquía como institución capital de la democracia española.
No para todo el mundo, ciertamente, aunque los objetores son más bien risibles. El domingo pasado los partidos a la izquierda del PSOE y un centenar largo de asociaciones convocaban a los ciudadanos a manifestarse contra la Corona. La dirigente de Podemos Ione Belarra decía que “hay mucha gente en nuestro país que sabe que no vamos a tener una democracia plena hasta que no tengamos una república. Hoy hemos salido a las calles a decir alto y claro que Felipe VI será el último”. Belarra hereda el discurso inane de Irene Montero, que a su vez le había sido inspirado por su novio: “Felipe, no serás Rey, que vienen nuestros recortes y serán con guillotina, los Borbones a los tiburones” y otras majaderías del mismo campo semántico. Monedero, el politólogo que se creyó autorizado por su apellido a diseñar monedas para las repúblicas bolivarianas caminaba por la misma senda: “¿Cómo sería el 18 cumpleaños de otra Leonor que nació en la habitación de al lado de la hija de Felipe VI y Letizia? Hoy (lo escribía el domingo) vamos a estar en las calles pidiendo una república porque todas las Leonor deben tener las mismas posibilidades de ser jefas de Estado”. ¿Solo las Leonores? ¿Y qué pasa con las Catalinas?¿Se discrimina a las Felipas? No parece justa esta discriminación onomástica.
Las majaderías nunca vienen solas. Patxi López, ese modelo de intelectual alternativo, ironizaba en el Congreso con el PP a cuenta de “su querida Casa Real”.
Han pasado 18 años desde la profecía de Zapatero. Ni España es más fuerte, ni Cataluña está más integrada, porque ha iniciado su proceso de ruptura con el Estado; lo volverán a hacer, tal como tienen prometido. El partido que Gobierna (es un decir) España ha perdido sus referencias constitucionales y el sentido común, hasta el punto de reprochar a la oposición que le organizaron un golpe de estado cuando gobernaba, sin reparar en que los golpistas son sus socios de ahora y la víctima del mismo no era el Gobierno del PP, sino la democracia española.