Editorial, ABC, 31/10/12
Las catastróficas cifras de la gestión de Mas desmontan el ídilico panorama que pinta en su programa electoral, plagado de engaños e imposibles, con el objetivo de la independencia
ES habitual que los partidos políticos integren en sus respectivos programas promesas de toda índole y escenarios económicos optimistas para cautivar a los votantes, pero lo que propone CiU en vísperas de las elecciones del próximo 25-N raya el surrealismo y supone un engaño descarado hacia los electores. Artur Mas presentó el pasado domingo un programa utópico, plagado de mentiras y fantasías. Por primera vez, su formación propone la independencia de Cataluña, aunque sin citar el término, mediante la configuración de un «Estado propio» fuera de España pero dentro de la UE, aspecto que ya ayer ABC demostraba que era legalmente imposible. Y ello, empleando como argumento la invención de que «Cataluña es una nación con más de mil años de historia».
Lo más sorprendente, sin embargo, es el idílico escenario que promete CiU en caso de alcanzar su ansiada independencia. Su sueño, bajo el lema «Catalunya 2020», promete, entre otras cosas, un nivel de paro similar al de la UE (próximo al 10 por ciento); una menor presión fiscal; situarse entre las veinte economías más competitivas del mundo; crear 60.000 nuevas empresas; duplicar las exportaciones; aumentar la esperanza de vida; subir las pensiones; reducir la deuda y situar el déficit a cero. Un objetivo envidiable si no fuera por el hecho de que es puro humo nacionalista.
La realidad catalana es muy distinta al ideal independentista. Cataluña pertenece a la UE porque es parte de España, de modo que tales pretensiones podrían alcanzarse con una buena gestión, como muestran los mejores indicadores de otras autonomías, como, por ejemplo, Madrid, Navarra o Galicia. Bajo el Gobierno de Mas, sin embargo, Cataluña ha disparado su paro al 22,5 por ciento; lidera la destrucción de empleo junto a Andalucía (36.300 puestos de trabajo menos en el tercer trimestre); encabeza los índices de emigración y de cierre de empresas; su competitividad se ha hundido; la inversión extranjera se ha desplomado; es la región más endeudada (44.000 millones) y acapara un tercio de la deuda autonómica total; la que registra un mayor déficit sin contar anticipos (2.025 millones hasta el segundo trimestre); y el tercer IRPF más alto del mundo, con un tipo máximo del 56 por ciento, solo superado por Suecia y Aruba. Además, CiU oculta que Cataluña no podría pagar las pensiones de los catalanes sin los excedentes de otras regiones, ya que registra un déficit de 1.370 millones en la Seguridad Social, o que el coste de las prestaciones de paro se dispararía sin las transferencias del Gobierno. Cataluña es hoy «bono basura» por culpa de Mas, no de España, y si la Generalitat todavía no ha quebrado es gracias a la solidaridad de todos los españoles. Y todo ello, sin contar que la separación de España supondría la salida de la UE y del euro. El sueño independentista de Mas se convertiría en pesadilla para los catalanes en caso de culminarse.
Editorial, ABC, 31/10/12