Juan Van-Halen-El Debate
  • García Page da pellizcos de monja. Podría hacer caer a Sánchez movilizando a diputados castellano-manchegos cercanos a él, aunque Sánchez los incluyese en las listas, o amenazando seriamente con abandonar el partido como hizo Javier, su hermano gemelo

Soy un amplio coleccionista de años, y a esta altura del tiempo consumido contemplo mi alrededor con tanto desapego como melancolía. Puedo tener mis preferencias, que las tengo, pero no escondo el guante cuando debo emplearlo en criticar a personas a las que trato desde hace muchos años, estén adscritos acá o allá. Desde esa realidad, comparto opiniones con Feijóo y discrepo en otras; lo mismo que con Vox. Con Sánchez y su sanchismo no coincido en nada.

Pero hubo otro PSOE. González acertó al centrarse, contra la opinión de su partido. Esa inteligente estrategia le llevó a una mayoría electoral apabullante en 1982. Traté a González, le dediqué el primer fascículo de Los líderes, que dirigí. Él era casi desconocido del gran público. Coincidimos luego como conferenciantes en Río de Janeiro convocados por la Complutense. Al final de su mandato le cercó la corrupción. Su paso por el Gobierno supuso la alternancia, la Monarquía se fortaleció gobernando la izquierda histórica, y se afrontaron ciertos cambios objetivamente necesarios. Aunque ahora su partido le ignora —sólo hace caso al Puto Amo (Puente dixit)—, González debería encauzar un nuevo PSOE tras Sánchez. Recibiría muchos apoyos.

La realidad se impone a los bulos. Comprendo a socialistas críticos del sanchismo: Joaquín Leguina, José Luis Corcuera, Nicolás Redondo, Tomás Gómez, Eligio Hernández, Eduardo Madina, Javier Lambán y César Antonio Molina, entre tantos otros que susurran y no gritan. Pero gritarán. García Page da pellizcos de monja. Podría hacer caer a Sánchez movilizando a diputados castellano-manchegos cercanos a él, aunque Sánchez los incluyese en las listas, o amenazando seriamente con abandonar el partido como hizo Javier, su hermano gemelo, que consideró su militancia «incompatible» con «este nuevo PSOE». Para afrontar el futuro con dignidad, el presidente de Castilla-La Mancha debería tomar decisiones drásticas no sólo dar opiniones; de hacerlo, acaso tendría abierto un futuro liderazgo de lo que quede en pie tras la pesadilla del sanchismo.

Es obvio que Sánchez considera tontos a los españoles y más tontos a sus votantes. Pero es aberrante que consintamos que Leire Díez nos considere a todos indigentes intelectuales. ¿Hasta cuándo cree Sánchez que podrá mantenerse en Moncloa desde bulos cada vez más desbocados y esperpénticos? Los últimos bulos conocidos son de Mortadelo y Filemón, y la más patéticamente cómica es la tal Leire a la que, como periodista de investigación que dice ser, no se le conoce publicación alguna y sí cargos públicos en empresas controladas por el sanchismo. Es una ofensa para los periodistas no sumisos ni subvencionados que esta mujer defienda que en una investigación periodística se incluyan instrucciones para que se silencie a Aldama, se persiga a mandos de la UCO, se busque la publicación de un vídeo que supuestamente perjudicaría al fiscal anticorrupción Grinda, se ataque a magistrados como Marchena y a jueces como Peinado y Biedma, y se ofrezcan apoyos de fiscales a Hamlyn, huido en Dubái de la Justicia.

La tal Leire es una narcisista. Llegó media hora antes a su farsa, una comparecencia de seis minutos sin admitir preguntas, sólo para posar ante los fotógrafos. Luego leyó un papelito seguramente redactado en el despacho de Santos Cerdán, tan increíble como un cuento de hadas. Entregó unas grabaciones en Ferraz, como si fuese normal que un periodista de investigación acuda a un partido para compartir sus hallazgos. ¿Qué hizo Cerdán con las grabaciones, ya aderezadas? No las entregó al fiscal anticorrupción, del que no se fían, se las pasó al fiscal general, otro comprometido hasta las cejas. Todo un montaje para destinatarios afines o despistados. Cuando apareció Aldama a Leire le cambió la cara. Él sí que sabe. Y allí estaba para defenderla Pérez Dolset, otro del clan que visita televisiones y tampoco aclara nada. Más fontanería del sanchismo.

Sánchez lleva 38 días sin hablar con periodistas. Y Armengol impide que comparezca en el Congreso; la tercera autoridad del Estado políticamente casera hasta el bochorno. Conde- Pumpido considera constitucional la amnistía discrepando de juristas prestigiosos como Manuel Aragón, Enrique Gimbernat y Agustín Ruíz Robledo, entre tantos; Conde- Pumpido ha hundido su prestigio si algún día lo tuvo. Y anoto: el análisis más brillante y acertado sobre lo que ocurre y lo que viene, se debe a César Antonio Molina, el mejor ministro de Cultura de la democracia, en The Objective: ‘Spagna anno zero’. No se lo pierdan.