EL CORREO 14/11/14
· Ninguno de los siete acusados pidió la palabra, pese a que el lunes lamentaron el sufrimiento de «víctimas inocentes»
La mujer, que fue raptada junto a su hija de siete años y su bebé de ocho meses, rompió en sollozos ayer en el juicio de París al recordar los hechos de 2006
La madre de la niña de siete años y el bebé de ocho meses secuestrados por el comando de ETA que robó 400 pistolas en una armería francesa rompió en sollozos ayer al recordar los hechos juzgados desde el lunes en un tribunal de París. Pero mantuvo la entereza para confirmar la identificación fotográfica de Mikel Karrera, ‘Ata’, y Zigor Garro, ‘Tonino’, como los dos asaltantes que actuaron a cara descubierta en Vauvert la noche del 23 al 24 de octubre de 2006. Los siete acusados escucharon con atención su testimonio sin realizar ninguna declaración ni observación.
Valérie Manson, de 41 años, no pudo contener el llanto cada vez que salió a relucir el trato reservado por los agresores a sus dos pequeñas. Con un paquete de kleenex en una mano y un pañuelo de papel en la otra con el que se secaba las lágrimas, la mujer recordó que abrió la puerta a un desconocido vestido de gendarme acompañado por otro que dijo ser un ujier. Ratificó que el supuesto militar la tiró al suelo y colocó una pistola en la sien del bebé que llevaba en brazos. «Me amenazó con matarla si no dejaba de gritar», dijo con las palabras entrecortadas por sollozos.
«Me dio la sensación de que me podían matar en cualquier momento. Tuve miedo a morir», relató tras señalar que las dos niñas «hoy están mejor pero fue duro». Del bebé dijo que «aunque era muy pequeña le quedan secuelas, tiene angustias. La otra…», se interrumpió ahogada por el llanto. La hija mayor, amordazada con cinta aislante, fue esposada al brazo de su madre y abandonada en un coche sin llaves en el que las tres mujeres pasaron la noche en el monte hasta que un paseante las rescató a primera hora del día siguiente.
La testigo dijo «es el gendarme» sin dar tiempo a que se lo preguntaran nada más ser proyectado un retrato de Mikel Karrera, ‘Ata’, en las pantallas de la sala de vistas. También sin asomo de duda afirmó que es «el 7», el número que portaba Garro en una imagen sumarial de la rueda de reconocimiento, cuando le interrogó por el falso ujier el juez Philippe Coirre, presidente del Tribunal Especial de lo Criminal. Se mostró incapaz de reconocer a la mujer del comando pues dijo que solo había visto su cara de pasada cuando le quitaron el gorro que le impedía la visión para preparar un biberón en la cocina.
También testificó Marie-Claude Manson, de 68 años, abuela de las pequeñas, quien declaró que la experiencia fue «muy traumatizante para ellas». «Es algo muy difícil de olvidar aunque en casa no les hablamos de ello», señaló.
Ninguno de los siete acusados pidió la palabra para comentar o hacer observaciones sobre el testimonio de las dos mujeres durante el juicio. En la jornada inaugural del lunes, Ibon Goieaskoetxea, ‘Emil’, había leído en nombre de todos ellos un texto en el que dicen ser conscientes de que su lucha «ha afectado a personas que no tenían ninguna implicación en este conflicto». «Lamentamos eso y queremos asegurar a esas víctimas inocentes que sentimos su sufrimiento como nuestro propio sufrimiento», añadió.
133 armas recuperadas
En la sesión de ayer el comandante de la Policía Judicial Laurent Hury explicó que aún faltan por recuperar 252 armas cortas de los 404 pistolas y revólveres que se llevó el comando. El oficial, destinado en la Subdirección Antiterrorista (SDAT), precisó que en Francia se han producido incautaciones de 133 armas robadas en Vauvert a las que hay que sumar otras 19 en España. La mayoría fueron intervenidas en posesión de etarras detenidos, aunque algunas se descubrieron también en zulos.