La resaca, con Feijóo

JUAN CARLOS GIRAUTA-ABC

  • Se acerca la resaca tras la fiesta, termina la compra ilimitada de deuda soberana, se extingue el generoso chorro del Banco Central Europeo

De creer a la vicepresidenta Calviño, dama empeñada en borrar la fama de seriedad y competencia que tan injustamente la acompañaba, el PP quiere acabar con el Estado de Bienestar. A un socialdemócrata como Feijóo la acusación tiene que haberle sobresaltado. No solo por inverosímil sino porque, como es sabido, él desearía que el debate político discurriera sin política y sin debate. Entre las cosas que Feijóo pueda desear, que ahí no entro, no creo que esté desmantelar la Sanidad, los derechos sociales o la Educación, que ya se desmantela por sí sola.

Otra cosa es que Feijóo se vea forzado a realizar ajustes cuando alcance el poder con la inestimable ayuda del actual Gobierno, internamente quebrado, sin proyecto y entregado a clichés de parvulario. Un Gobierno que ha fiado su suerte a la manguera del gasto, a la dependencia de segmentos sociales con paguita y al chantaje a las grandes empresas vía zanahoria de fondos europeos. Pero nadie acaba de hincar el diente a la zanahoria. Quizá los auxilios profesionales de la esposa del presidente ayuden, pero los impedimentos son fuertes y son varios. Uno es crónico: la desesperante burocratización de todos los procesos en los que la Administración juega algún papel. Otro es irritante: la incompetencia gestora. Otro es denunciable: el amiguismo, el premio al servil, vicio que alcanza cotas bananeras en la España de Amber Capital, el gran beneficiario del sanchismo, que accede a Indra, y que pronto hozará en RTVE, gracias a un ‘Granma’ y a una emisora de combate, una especie de radio de las Mil Colinas que parte todos los días a España en dos, le niega legitimidad a la media que no vota sanchismo y está dispuesta a todo, sin descartar el ‘character assassination’.

La carrera de obstáculos organizada por el Gobierno se celebra en plena opacidad. Mientras tanto se va a cerrar el grifo europeo. Se acerca la resaca tras la fiesta, termina la compra ilimitada de deuda soberana, se extingue el generoso chorro del Banco Central Europeo. Resulta que nadie contaba con la inflación. Sí, por raro que parezca, los ‘ejpertos’ convencieron al personal de que nunca más habría inflación en Europa, por mucho que se le diera a la maquinita. En el apogeo de la orgía monetaria expansiva, algunos distinguidos economistas se arrancaban la camisa, pedían otra ronda y postulaban la conveniencia de reconocerle la condición de ‘eterna’ a la deuda descomunal que el Estado iba adquiriendo. O sea, que no se iba a pagar. ¡Que no falte de na!

Pero, oh, habrá que ir pagándola. Y cumplir con el mandato de equilibrio presupuestario. Cuando ya no queden excusas, cuando se imponga por fin el realismo, en Moncloa estará Feijóo. Entonces el enorme aparato de agitación y propaganda de la izquierda estallará: ¡Ya os dijimos que el PP quería acabar con el Estado del Bienestar! No habrá paz para la derecha, donde hoy habita la socialdemocracia.