La responsabilidad socialista

EL CORREO 11/06/14
TONIA ETXARRI

Cuando tantos barones socialistas se lanzaron en tromba a defender la candidatura de Susana Díaz, como el comodín de la resolución de todos sus problemas, estaban pensando en la necesidad de que el partido esté a la altura en situaciones decisivas. Tan históricas como la que se va a dar hoy en el Congreso, por ejemplo, con la votación de la ley orgánica de abdicación del Rey. Pero esa apuesta la frustró la propia presidenta de la Junta de Andalucía (que llegó a su cargo sin habérselo ganado en las urnas directamente, después del ‘dedazo’ de José Antonio Griñán) . Y ayer, ante el dilema de la votación parlamentaria, tuvieron que ser los dirigentes históricos quienes encarrilasen la posición de partido. Porque los dos aspirantes a liderar el PSOE salieron, en principio, por dos registros diferentes.

Tanto que fueron los más veteranos en la reunión del grupo parlamentario tutelado todavía por Rubalcaba, quienes recuperaron su tradicional sentido de la lealtad constitucional. Argumentos de manual socialista tan manidos como no dejar que la derecha sea la única defensora de la Carta Magna, empleados por Alfonso Guerra, fueron capaces de aglutinar a quienes estuvieron a punto de confundir la votación de hoy con un debate entre monarquía y república. Porque Eduardo Madina, que se siente tan republicano como cualquier compañero de su partido por otra parte, tenía la necesidad de proclamarlo como impedimento inicial para dar su voto favorable a la ley de abdicación del monarca. Su opositor Pedro Sánchez, sin embargo, anunciaba que él iba a votar afirmativamente, no por disciplina de voto sino porque defiende la Constitución.

Los dirigentes históricos tenían tan claro que el republicanismo va en el ADN de sus militantes que no por casualidad, la semana pasada, los expresidentes Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero acudieron a dos medios de comunicación el mismo día para defender la trayectoria del Rey. Finalmente, en el PSOE, ha ganado la «tradición». Y los diputados y senadores socialistas garantizaron ayer, por abrumadora mayoría, todos menos dos, que hoy votarían a favor de la ley de abdicación del monarca. «La libertad de voto no cabe hoy» sentenciaron algunos para destacar que sólo dos parlamentarios se saldrían del guión.

A pesar de la confusión inicial, Madina, que había resistido a la presión de los barones y expresidentes para que renunciara a ser candidato al liderazgo del partido, cedió, sin embargo, ante quienes insistían en que la votación de hoy no tiene nada que ver con el pronunciamiento entre monarquía o república sino con el relevo natural en la monarquía parlamentaria que emanó de la Constitución de 1978. Una Carta Magna cuya reforma no sólo la piden los grupos parlamentarios sino que el propio Rey apostó por ella en dos ocasiones (en el discurso de Nochebuena de 2013 y en el de su abdicación, el 2 de junio).

Hoy la historia de España se escribirá con un punto seguido. Terminó la Transición hace tiempo. Pero, a partir de hoy, continúa una fase de cambios, sin ruptura, gracias precisamente a la oportuna renuncia del Rey y al sentido de la responsabilidad de la mayoría del Parlamento.