EL MUNDO – 16/03/16
· La expectación era alta, pero la primera reunión entre Pedro Sánchez y Carles Puigdemont acabó sin ningún acuerdo y con las respectivas posiciones tan alejadas como al principio.
· Pese a todo, el líder del PSOE proclamó tras el encuentro que «una etapa de deshielo se ha abierto entre España y Cataluña», y que ese es el primer paso para «encontrar soluciones» al conflicto territorial abierto desde hace ya varios años.
Como no hubo novedades en torno al contenido del encuentro, las dos partes se esforzaron por subrayar las formas. Tanto el PSOE como la Generalitat insistieron en la idea de que Sánchez al menos se ha reunido con Puigdemont, no como Mariano Rajoy, que –subrayan desde el Ejecutivo catalán– ni siquiera ha llamado al president para felicitarlo por su investidura. Fuentes del PSOE apuntaron que el «cambio de clima» ya es un paso adelante.
Con pocos resultados prácticos a los que agarrarse, Sánchez dijo que confía en el «diálogo» como instrumento para encontrar una solución al problema catalán y que será «la primera de muchas reuniones» si llega al Gobierno. Pero él mismo admitió que no hay acercamientos: los independentistas que gobiernan Cataluña siguen apostando por la vía unilateral –a menos que se les proponga un referéndum–; los socialistas proponen una reforma de la Constitución.
«Puigdemont quiere votar para romper. Nosotros lo contrario: acordar y luego votar. Queremos que la sociedad catalana vote primero la Constitución, luego la relación de Cataluña con el Estado español», afirmó el líder del PSOE.
«Le he dicho a Puigdemont que no compartimos la hoja de ruta independentista porque es ilegal y unilateral, y porque creo que hay una mayoría de catalanes que no la abraza, sino que quiere renovar un marco de convivencia», añadió.
Sánchez ofreció al presidente catalán diálogo para «hablar de todo», pero «siempre dentro de la Constitución española» que el Govern quiere dar por amortizada. Los socialistas buscan que Cataluña se implique en la «renovación española» que ellos quieren impulsar, pero Convergència y ERC la rechazan por inconcreta y porque sitúan el referéndum de autodeterminación como punto de partida para cualquier acercamiento.
Sánchez busca de momento sin éxito puntos de encuentro en las 23 materias de debate que el ex presidente de la Generalitat Artur Mas presentó hace unos meses a Mariano Rajoy y que fueron, según él, «inexplicablemente» ignoradas por el Gobierno del PP.
«Tenemos que poner en marcha de una vez la comisión bilateral. Financiación, cumplimiento de las inversiones del Estatut, reparto equitativo del déficit público, activar el corredor mediterráneo, la agenda social… Hay mucho terreno por recorrer», sostuvo.
Sánchez dijo también que no habló con Puigdemont de su investidura. Fuentes de la Generalitat explicaban antes de la reunión que entendían que no era el marco para negociar el eventual apoyo de Democràcia i Llibertat y ERC al líder del PSOE.
La portavoz del Ejecutivo catalán, Neus Munté, confirmó tras el encuentro que no había novedades de calado y despachó con rapidez la petición de Sánchez de que el Govern participe en la reforma constitucional: dijo que la Generalitat «no ve» que tenga que implicarse en una eventual modernización de la Carta Magna porque su objetivo sigue siendo el de «crear un nuevo Estado [catalán] en la Unión Europea».
«La hoja de ruta se mantiene inalterable. Es un compromiso con la ciudadanía legal, legítimo y validado en las urnas», añadió Munté, que sí agradeció «la generación de un marco de diálogo para normalizar las relaciones», que constituye según ella una «primera diferencia entre Rajoy y Sánchez».
Ciudadanos, que había criticado la reunión el lunes, aplaudió ayer los planteamientos de Sánchez, con el que ha firmado un acuerdo de investidura. «Tender puentes es una buena idea, pero dentro de la ley, porque fuera de la ley no hay nada», dijo el portavoz del partido en el Congreso, Juan Carlos Girauta. Su homólogo del PP, Rafael Hernando, expresó su sospecha de que el líder del PSOE esté negociando «cosas inconfesables» con Puigdemont y con formaciones independentistas.
LA CUP RECHAZA CONDENAR EL TERRORISMO EN EL PARLAMENT
Declaración conjunta frustrada. La CUP no apoyó ayer una declaración institucional del Parlament de condena al terrorismo y apoyo a las víctimas que impulsan Junts pel Sí, C’s, PSC, Sí que es Pot y PP, e impidió así que se pueda leer todos los 11 de marzo. Al no tener la firma de todos los grupos, la declaración no se leerá en la Cámara y quedará en una declaración de la Junta de Portavoces. La diputada Anna Gabriel dijo a Europa Press que no la apoyan porque es «una politización de las víctimas».