La revancha del desengaño

ABC 05/01/17
IGNACIO CAMACHO

· Esta noche queda prohibida la verdad. En memoria de esa niñez en que la vida estaba hecha de la materia de los deseos

«Y la verdad es sueño, menos que sueño, humo» (Luis Cernuda)

HOY es el día: miente, fabula, inventa. En el tiempo confuso, siniestro, de la posverdad, esta noche tienes licencia para la mentira. Para la leyenda, para la imaginación, para la fantasía. Hoy eres el demiurgo capaz de construir un mundo de quimeras, un artificio de ensoñaciones, un ardid de utopías. La única condición es que sean bellas, primorosas, delicadas, tiernas; que estén envueltas en el celofán brillante de un esfuerzo idealista. Busca en los pliegues de tu memoria y ríndele homenaje a tu niñez, aquel tiempo sin límites en que todas las expectativas eran posibles y todas las decepciones estaban proscritas. Vuelve a la cueva donde dejaste encerrados tus propios sueños y rescátalos del agrio bucle de los fracasos, del pozo oscuro de las certezas imperativas.

Esta noche está prohibida la verdad. Para la amargura, para la frustración, para el fracaso, ya hay bastantes momentos en la vida. Tantas veces te molesta que te engañen: en la convivencia, en los negocios, en la publicidad, en la política. Recuerda sin embargo el día en que te fue desvelado el secreto de los Reyes, aquel dolor que te pintó la cara de tristeza, te borró de golpe la inocencia y derrumbó la estructura del mundo en que creías. Lo sentiste como una traición, un sueño profanado, una esperanza destruida. Acaso nunca te hizo tanto daño la sinceridad como en aquel brusco estreno del desencanto, aquella desasosegante inmersión en la melancolía.

Por eso cada noche de Reyes te debes a ti mismo la revancha contra el desengaño. Por tus hijos, por tus nietos o por los padres que fabricaron para ti aquella patraña confortable, piadosa, dulce, inofensiva. Por la necesidad de quebrar la aridez de la rutina. Por la tradición de una cultura y una fe enriquecidas con el hechizo simbólico de la mitología. Por la memoria de la edad feliz en que la existencia estaba hecha tan sólo con la materia de los deseos. Por no resignarnos a deshabitar el territorio de las emociones elementales y de los nobles sentimientos.

Tienes coartada. El mito despenaliza la mentira, sin culpas ni remordimientos. El libreto de la ficción está escrito en la Historia con una fascinante narrativa de magia y de misterio: las carrozas, los pajes, la estrella, los camellos. Escápate con ellos hacia la radiante edad perdida, indolora, confiada, en que tu imaginación hacía verosímiles todos los cuentos. Tienes permiso para el bulo, para el embuste, para la superchería, para la simulación; para todo eso que detestas cuando sólo confías en la rígida certidumbre de los hechos. Sólo hay algo que no te está permitido y es la verdad, esa áspera seriedad de los adultos, ese adusto vasallaje a la objetividad por decreto. Rebélate: la realidad y la razón pueden esperar a que acabe este candoroso, inocuo, refinado e imprescindible sortilegio.