ABC – 01/10/16
· Urkullu ya no suma la mayoría absoluta solo con el PSE; el PP será clave en el Parlamento.
· Los interventores de Bildu impugnaron el domingo 20 mesas electorales; la Junta Electoral les dio la victoria Derivada nacional.
· El PNV, que ve debilitada su situación en la Cámara, podría requerir del apoyo del PP en la gobernanza.
Vuelco de última hora en el tablero político vasco que, si bien no pone en juego la investidura de Iñigo Urkullu como lendakari, encarece los apoyos que necesitará su Gobierno para granjearse una legislatura estable. La revisión realizada ayer por la Junta Electoral de Vizcaya de las actas electorales restó al PNV el último escaño por esta provincia y se lo otorgó a Bildu. Urkullu se queda así con 28 diputados y ya no suma mayoría absoluta con el PSE (9), con el que pretendía garantizarse «un Gobierno fuerte y estable», extendiendo el acuerdo que estos dos partidos ya mantienen en las diputaciones y capitales de provincia.
PNV y PSE se quedan a un escaño de la mayoría absoluta (fijada en 38), por lo que, ahora sí, los 9 asientos del PP serán cruciales para la estabilidad del Ejecutivo de Urkullu en la Cámara vasca. Los tres partidos sumarían 46. El recuento definitivo dio a Bildu un escaño más, 18. El líder inhabilitado de la vieja Batasuna, Arnaldo Otegui, lo celebró eufórico en las redes sociales, calificando el recuento como «justicia poética». Desde Bildu corrieron a apelar a Podemos, que mantiene invariables sus 11 diputados, para formar «nuevas mayorías» en el legislativo de Vitoria. Sin olvidar el frente soberanista –PNV, Bildu, Podemos–, que sigue sumando 57 escaños de los 75 que tendrá el próximo Parlamento.
Impugnación de mesas
Lo que quedó claro ayer es que las elecciones vascas validaron el viejo axioma político de que «cada voto cuenta». Si el primer escrutinio en la noche electoral dio el último parlamentario en Vizcaya al PNV por 80 papeletas, ayer la Junta Central se lo quitó por apenas medio millar de sufragios. La atención estaba puesta en el recuento del voto del exterior, que mantenía el reparto inicial en Vizcaya tras lograr el PNV 494 votos frente a los 220 de Bildu. Pero algunos interventores de la vieja Batasuna habían impugnado las actas de una veintena de mesas electorales en localidades como Bermeo, Amorebieta o Bilbao, por errores de transcripción al ordenador u otros incidentes. Y el recuento de los jueces le dio la razón.
El PNV confirmó ayer que no reclamará, por lo que la fotografía final en el Parlamento de Vitoria queda así: PNV (28), Bildu (18), Podemos (11), PSE (9) y PP (9).
El recuento de la Junta Electoral de Vizcaya le sorprendió al PNV en plena reunión con la candidata a lendakari de Podemos, Pili Zabala, que reiteró su disposición de pasar a la oposición. Aunque no descartó acuerdos puntuales con el Gobierno de Urkullu. Momentos después, desde Sabin Etxea, cuartel general del PNV en Bilbao, se emitió un comunicado en el que dijeron «aceptar» los resultados definitivos, reafirmándose en «la necesidad de garantizar la gobernabilidad y la estabilidad» de las instituciones.
Su situación parlamentaria, un poco más frágil que anteayer, refuerza la derivada del papel que podría jugar el PNV en el Congreso de los Diputados. Hasta ahora, Urkullu ha rechazado el «intercambio de cromos» con una investidura de Mariano Rajoy. A partir de hoy, tal vez, lo necesite.
El lunes hay prevista una reunión con los socialistas dentro de la ronda de contactos que el PNV abrió con los partidos de la oposición tras el 25-S, mientras que el martes será el turno del PP de Alfonso Alonso. Los populares reconocían ayer que este nuevo dibujo de las mayorías les otorga un papel mucho más determinante en el futuro Parlamento vasco. Alonso aseguró por la mañana que buscarán acuerdos con el PNV siempre que este no abra la «senda de enfrentamiento» que recorren los soberanistas de Convergencia en Cataluña.
Porque la consecuencia primera es que a Iñigo Urkullu la Junta Electoral le desbarató su preferencia de pactar con el PSE, con el que estaba dispuesto a buscar fórmulas para la gobernabilidad. El PNV deseaba un Ejecutivo monolítico con apoyo exterior del PSE, aunque en privado sus dirigentes se han mostrado abiertos al gobierno de coalición, reeditando los pactos que sustentaron varios gobiernos de José Antonio Ardanza en los años ochenta y noventa.
Aritmética más complicada
Sin embargo, la confirmación del nuevo equilibrio de fuerzas llevó a Bildu a reiterar a Podemos su oferta de frente de izquierda radical. Los dos suman 29 escaños, uno más que el PNV en solitario, por lo que en teoría podrían disputarle a Urkullu la investidura, como verbalizó ayer algún dirigente de Bildu. Pero en la práctica esa opción no es viable, dado que el PSE y el PP evitarían esa posible «pinza» apoyando la candidatura de Urkullu.
En todo caso, la «geometría variable» que viene practicando en los últimos cuatro años se le complica mucho al PNV. Este escenario definitivo deja otra nueva variable en la aritmética del Parlamento vasco con las fuerzas de izquierdas –Bildu, Podemos, PSE– sumando mayoría absoluta (38) frente a un bloque más conservador (PNV, PP). Una de las primeras pruebas de fortaleza parlamentaria a las que se someterá el lendakari Urkullu es la aprobación de los Presupuestos vascos para 2017, que en todo caso no se aprobarán antes de enero.
ABC – 01/10/16