Ramón Pérez-Maura-El Debate
  • Tomarán todas las medidas para quedarse en el poder legalmente, pero ilegítimamente. Y actuarán como los pieles rojas con sus prisioneros

Sánchez se dispone a dar los dos últimos golpes que le otorgarán el poder total y de donde ya será imposible sacarle, como es imposible desalojar del poder a Nicolás Maduro por más que pierda elecciones. El chavismo ha tomado el control de todo el aparato del Estado: la Justicia, el Ejército, el tribunal electoral, el funcionariado… todo.

En este arranque de curso Sánchez se dispone a dar dos golpes más. Uno ya lo tiene decidido y no presenta problemas de ejecución: nombrar gobernador del Banco de España a un miembro de su Gobierno, garantizando la sumisión del órgano regulador a las directrices del Ejecutivo y finiquitando cualquier crítica o informe no laudatorio. Parece que Sánchez ya ha tomado esa decisión y si el PP no la apoya, el Gobierno nombrará también al subgobernador. Y si hace falta, hasta el portero del edificio.

Más complicada es la designación del presidente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) porque la intervención directa del Gobierno todavía es imposible. Ahí hay dos bloques de diez vocales cada uno y el PP creía que la propuesta de un candidato de ideas más bien progresistas, pero de una firmeza inquebrantable en la defensa de la independencia judicial, dejaría sin argumentos a la izquierda. Pero nada. Sánchez solo admite sumisión absoluta y ha decretado que el nuevo presidente debe ser una mujer. Esto es como cuando llegó a la Presidencia del Gobierno en 2018 y se precipitaron a destituir al rector de la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo, Emilio Lora-Tamayo, que apenas llevaba un año en el cargo. La razón era que debía ser rector una mujer. Y el insensible de Lora-Tamayo, con lo fácil que es declararse mujer, se negó a hacerlo. Así que lo destituyeron y nombraron a Luz Morán Calvo-Sotelo. Una catástrofe como gestora. Hoy por hoy todo apunta a que el 5 de septiembre el Rey inaugurará el año judicial sin que haya un nuevo presidente del CGPJ, que lo es también del Tribunal Supremo. Y la culpa será del progresista apoyado por los conservadores, Pablo Teso. Con lo fácil que hubiera sido declararse mujer. Hubiese dejado a Bolaños in albis.

Ésta última del CGPJ es la prueba del algodón que demuestra que Sánchez, que forma gobiernos con menos respaldo electoral que ningún otro presidente de nuestra democracia, piensa hacer lo necesario para quedarse permanentemente en el poder. Por eso es imprescindible que los partidos de la oposición se den cuenta de que lo que estamos viviendo es una revolución que ya está en marcha. Sí, mientras estábamos en la playa Sánchez seguía desmontando las estructuras de nuestro sistema constitucional. No se ha molestado ni en hacer una declaración sobre algo tan grave como la aparición y fuga de Carles Puigdemont el 8 de agosto. Una imagen de oprobio internacional sobre la que el presidente del Gobierno no tiene nada que decir.

La toma total del poder está en marcha y yo creo que por eso el PP se equivoca con actuaciones como la de no convocar a Begoña Gómez a la comisión de investigación del Senado. Yo insisto en sostener que para poder derrotar en las urnas al PSOE la única posibilidad de ganar es que sigan pasando votantes de ese partido al PP. Y para eso tiene que tener un discurso nítidamente diferente de VOX, que no sea óbice para que después puedan llegar a acuerdos. Pero por donde el PP tiene que crecer es por su izquierda. Y no creo que ni a su izquierda ni a su derecha se entienda que no se llame a declarar a Begoña Gómez.

Por supuesto que Sánchez tiene que declarar porque Begoña Gómez no dirigiría una cátedra en la Complutense sin tener estudios si no fuera la mujer de Pedro Sánchez. El rector de esa Universidad pública no hubiera ido a su casa si no fuera la mujer del presidente del Gobierno. No hubiera viajado a San Petersburgo con el consejero delegado de Globalia si no fuera la mujer de quien es. Y tampoco hubiera entrado en el Juzgado por el garaje si no fuera la mujer del presidente del Gobierno. Como todo eso es cierto, entiendo que poner al presidente en el objetivo es imprescindible. Pero no interrogar a quien ha protagonizado todos esos actos es injustificable. Porque la revolución está en marcha y tomarán todas las medidas para quedarse en el poder legalmente, pero ilegítimamente. Y actuarán como los pieles rojas con sus prisioneros.