ABC 01/12/16
IGNACIO CAMACHO
· La coalición del descontento populista carga a pedradas contra el escaparate de la precaria estabilidad de Italia
LA principal esperanza de Matteo Renzi consiste en que va perdiendo en las encuestas. El domingo hay referéndum en Italia, sobre la reforma constitucional impulsada por el primer ministro, y los populistas que defienden el «no» han tomado ventaja. Como últimamente la demoscopia no da una a derechas, el Gobierno conserva alguna expectativa de ganar su apuesta. Convocar consultas es en estos tiempos el juego político más parecido a la ruleta rusa. Renzi, un socialdemócrata moderado, ha añadido una bala extra en el tambor al vincular el resultado a su continuidad en el cargo. Error de principiante; todo el mundo sabe que un gobernante que pierde una votación así se tiene que ir, pero si además lo anuncia está convocando un plebiscito expreso sobre su liderazgo. Y como no es precisamente un Obama ni un Blair, lo que ha hecho es llamar a las urnas a todos los que quieren liquidarlo.
Allá va pues el populismo a la carga con toda su munición de postverdad, el nuevo nombre de la mentira. Los grillini del Movimiento 5 Estrellas, un Podemos transalpino más ácrata que comunista pero decididamente antisistema. Los secesionistas padanos de la Liga Norte, que son como una ERC de extrema derecha. Los antiliberales de toda laya unidos en su fobia por la Unión Europea. Y en general una oportunista coalición del descontento dispuesta a romper a pedradas el escaparate de la estabilidad, que es un bien escaso en la historia italiana. La nueva Constitución les da igual. Se trata de una propuesta sensata, de vaga inspiración en el modelo español, para acabar con el bicameralismo recortando competencias y escaños al poderoso Senado. Un intento de hacer más gobernable un país acostumbrado a los equilibrios precarios. Pero a los apóstoles de la antipolítica les trae al pairo. Se han acostumbrado a la agitación y se apuntan a cualquier sacudida que contribuya a sembrar el caos.
La ocasión se la ha concedido otro dirigente aficionado a las maniobras de riesgo, al funambulismo político. Renzi llegó al poder sin pasar por las urnas, en uno de esos intrigantes golpes palaciegos tan italianos, y busca la legitimación por la vía directa sin haber medido bien los cálculos de fuerza. En un arranque de autoconfianza displicente y sobrada se ha sentado a una partida con un grupo de tahúres y les ha entregado la baraja. Un antipopulista que desafía al populismo en su juego favorito; más vale que le salgan buenas cartas.
Porque como acabe desplumado los fulleros van a hacer saltar literalmente la banca. Italia tiene el sistema financiero en tenguerengue y el lunes su prima de riesgo puede salir disparada. Draghi ya ha preparado la manguera de socorro, pero otra victoria de los demagogos y de los charlatanes sería mucho fuego en una Europa tan quemada. Entre pirómanos voluntarios y colaboradores negligentes no va a haber bastantes bomberos para esta epidemia incendiaria.