EL MUNDO – 09/09/14
· La libra se desploma y las empresas cotizan a la baja por el avance del ‘sí’ en Escocia.
· Goldman Sachs advertía de que el Reino Unido puede caer en una crisis similar a la de la Eurozona, si se consuma la ruptura.
Temblaron los mercados por efecto de la encuesta que da la victoria al sí a la independencia de Escocia. La libra se desplomó repentinamente al nivel más bajo en 10 meses, mientras que la cotización de las principales compañías escocesas en la Bolsa de Londres cayó ostensiblemente, como reflejo de la creciente inquietud de los inversores ante la posible ruptura del Reino Unido.
La moneda perdió de entrada el 1% de su valor y registró la mayor caída diaria en lo que va de año. La divisa británica se situó temporalmente a 1,618 frente al dólar (el nivel más bajo desde noviembre de 2013) y a duras penas resistió frente al euro (1,249 al cambio).
El pánico a la independencia arrancó en los mercados asiáticos, con una caída del 4% en las acciones de Standard Life. El Lloyds Banking Group, que posee el Banco de Escocia, fue el más golpeado en la Bolsa londinense con una baja del 3,3% en la cotización de sus activos. Los acciones del Royal Bank of Scotland, basado en Edimburgo, cayeron un 2,8%, mientras que el gigante energético SSE (Scottish & Southern Electricity) caía un 2,7%.
En su conjunto, las grandes compañías escocesas perdieron en su conjunto más de 2.000 millones de libras (2.500 millones de euros) de su valor por el efecto inmediato del riesgo a la independencia entre los inversores, en una especie de ensayo general de lo que podría ocurrir el día después si finalmente vence el sí a la independencia en la consulta del 18 de septiembre.
En un demoledor informe, Goldman Sachs advertía de que el Reino Unido puede caer en una crisis similar a la de la Eurozona, si se consuma la ruptura. Escocia tendría que recortar drásticamente sus servicios sociales para hacer frente a la situación, agravada por los altos tipos de interés. Según el analista de Goldman Sachs Kevin Daly, «el riesgo más específico es la incertidumbre que existe sobre el uso de la libra esterlina en una Escocia independiente». Rob Wood, economista de la firma Berenberg, advirtió por su parte de que la independencia causaría «un serio daño económico a corto plazo» y podría provocar una fuga de firmas financieras rumbo al sur de la nueva frontera.
Desde el otro lado del Atlántico, el premio Nobel de Economía Paul Krugman decía en las páginas del New York Times que los votantes escoceses deberían «tener mucho miedo» sobre los riesgos de la independencia. «Me parece sorprendente que los escoceses estén preparados para ser independientes sin tener una acuerdo sobre el uso compartido de la libra», escribía Krugman.
«La combinación de independencia política sin independencia económica es una receta para el desastre», añadía el economista. «Todo lo que ha ocurrido en Europa desde 2009 demuestra que compartir una moneda sin compartir un Gobierno es muy peligroso».
Los analistas coinciden en que el mensaje enviado ayer por los mercados puede interpretarse como un anticipo de cuál sería la reacción de los inversores. El secretario del Tesoro, George Osborne, aseguró que la victoria del sí no sólo sería económicamente negativa para los escoceses, sino que podría poner en riesgo la recuperación económica experimentada por el Reino Unido en el último año.
Osborne anunció ayer un plan conjunto de los tres grandes partidos nacionales (Conservador, Laborista y Liberal-Demócrata) para la transferencia de poderes económicos a Escocia, siempre y cuando venza el no a las urnas. El frente unionista ha ofrecido de antemano la fórmula conocida como devolution max, que daría a Edimburgo más autonomía a nivel fiscal y permitiría al Parlamento escocés controlar casi la mitad del gasto en su territorio.
El plan de Osborne es muy similar al ofrecido por el Gobierno de Canadá en la antesala del referéndum de independencia de Quebec en 1995. La oferta final sirvió para dar la vuelta a las encuestas, que presagiaban una victoria por siete puntos del sí. Venció finalmente el no a la secesión por un pírrico punto, aunque suficiente para mantener la unión.
El ex primer ministro laborista Gordon Brown presentó en campaña el nuevo plan de los unionistas, que se comprometen a ceder a Escocia un mayor control sobre su política fiscal y sobre el gasto público, a cambio del no en el referéndum.
El varapalo de los mercados tuvo una repercusión muy directa en la antesala del referéndum. El director de la campaña Better Together, Alistair Darling, reconoció que la encuesta de YouGov para el Sunday Times –que refleja la ventaja del sí por el 51% al 49% de los votos– ha creado no una situación de «pánico», pero sí de «nerviosismo» en las filas unionistas.
La viceprimera ministra escocesa, Nicola Sturgeon, pidió por su parte a los votantes independentistas que no se dejen llevar por el triunfalismo. «Creo que no hay duda de que el impulso final lo tiene nuestra campaña», dijo Sturgeon. «Pero no podemos dar nada por hecho».
EL MUNDO – 09/09/14