HERMANN TERTSCH, ABC – 12/08/14
· El Proyecto de ISIS es aplastar todo lo que se le resista; enfrente solo tiene desunión y falta de percepción del riesgo, sus mejores aliados, aparte del miedo.
Impresionan en su resolución, en su brutalidad, en su vitalidad, en su sanguinaria desvergüenza. El exhibicionismo asesino ha impresionado a todos. Incluidos los más curtidos en regiones sin piedad. Habían anunciado hace ya muchos meses en varios idiomas y en campañas muy cuidadas de vídeos en las redes sociales que van a por todas. Que ellos no tienen problemas de imagen. Desprecian y condenan todo lo que no sean ellos. Y lo condenan a muerte y garantizan que ejecutan ellos la sentencia. Y las documentan todas. Algunas con tanto detalle que son difíciles de soportar. La eficacia de sus acciones, la fluidez y diligencia con la que atacan, apresan, celebran, matan y graban todo, revela que han logrado crear una formidable maquinaria de terror bélico. Cuando se acercan al enemigo, éste, aterrorizado, lleva tiempo pensando sólo en la forma de salir vivo de allí.
Así sucumben las ciudades como fichas de un dominó que caen antes de ser empujadas por la anterior. De puro miedo. El mensaje no da pie al engaño. Entraremos en tu ciudad y sólo tienes posibilidad de salvar la vida si te pliegas totalmente a nuestros designios. Decapitaremos a los niños, violaremos y desmembraremos a las mujeres y a vosotros os degollaremos uno a uno u os meteremos en una fosa cavada por vosotros y os descerrajaremos un tiro. Sólo podéis salvarlos, quizás, dándonos toda la razón y obediencia. Especulaban algunos cuando ISIS comenzó a ganar el terreno a todos los grupos del frente contra Bashir el Assad, que semejante brutalidad otorgaban una fortaleza añadida al enemigo. Que por saber que no podía esperar clemencia, lucharía hasta el final por ellos, sus familias y sus hijos. Esa cuenta no sale. El terror paralizante no permite siquiera la mínima libertad para motivar y elevar la moral de combate.
De no ser tan terrible la situación, sería hasta gracioso observar la reacción de los gobiernos occidentales. De ver la sorpresa ante estos impertinentes bárbaros que nos interrumpen la siesta. Desde Barack Obama que en El Cairo en 2009 proclamaba solemne que con él habría entendimiento en el mundo árabe. Porque, al fin y al cabo, toda la culpa de lo habido era de su antecesor y él haría lo contrario. Presumían de la rapidez con la que se iba a desentender de la suerte de Irak. Se desentendió de su propia palabra en la crisis de las armas químicas de Siria. Y ahora ahí está, otra vez en guerra en Irak. Y por mucho tiempo si no quiere que le responsabilicen a él de los genocidios que ISIS está dispuesto a cometer y cometerá si no se le para militarmente.
Y los gobiernos europeos, todos pendientes de su opinión pública, dedicada con la peor demagogia a la criminalizacion de Israel como el culpable de la situación en Oriente Medio. Y erigiendo necia e insensatamente al islamismo en heroico defensor del pueblo palestino. Y todos en busca de una forma de evitar riesgos y gastos. Porque todavía hay quien cree que ISIS es un problema de minorías cristianas o sectas musulmanas o, todo lo más, los iraquíes. Cuando amenaza con convertirse en el proyecto de éxito en el mundo islámico sunita mayoritario. Su proyecto es aplastar a todo el que se resista. Enfrente tiene desunión y falta de percepción del riesgo, sus mejores aliados, aparte del miedo. Su bárbara resolución exige sumisión o muerte en el camino al Califato. Sin otra opción. Salta hecho añicos aquí el sempiterno sueño de Occidente de comprar su desercion de los conflictos.
Así, la única alternativa asumible es la destrucción del enemigo. Veremos cómo reaccionan nuestros pusilánimes ante una opción tan clásica como temida.
HERMANN TERTSCH, ABC – 12/08/14