EDITORIAL ABC – 06/09/15
· La indiferencia o dejación de unos y el miedo a las represalias de otros han terminado por imponer un halo de silencio y discreción que sirve para acallar a quienes rechazan el separatismo.
ABC abre hoy sus páginas a la opinión pública española para que se exprese sobre el mayor desafío que amenaza a España. Un centenar de personalidades, tanto de Cataluña como del resto del país, han sido invitadas a posicionarse sin ambages, de forma clara y contundente, con un sí o un no, sobre el proceso independentista que tan irresponsablemente impulsan Artur Mas y sus socios. Los nacionalistas llevan años aprovechando el mutismo que impera en buena parte de la población catalana para acometer todo tipo de atropellos contra el interés general de los ciudadanos, sin que ello les pase factura. La indiferencia o dejación de unos y el miedo a las represalias de otros, en un contexto de fuerte presión política y mediática, han terminado por imponer un halo de silencio y discreción que, por desgracia, sirve para acallar a esa gran mayoría de catalanes que rechaza el separatismo, beneficiando así a la minoría que, realmente, controla el poder en exclusivo provecho propio. Sin embargo, el órdago independentista ha llegado a tal punto, que ya no valen las medias tintas, ni ponerse de perfil. Los grandes referentes de la sociedad catalana deben reaccionar y posicionarse de un modo firme sobre la independencia.
El proceso secesionista no solo amenaza la unidad de España, sino que vulnera de forma explícita el Estado de Derecho y, por tanto, atenta contra la esencia de la democracia. Los independentistas pretenden saltarse la ley: violar las reglas básicas del juego democrático, empezando por el marco común de convivencia que establece la Constitución. No se trata de una mera cuestión territorial, sino de algo mucho más importante: respetar o no la democracia. No en vano, Mas quiere continuar su hoja de ruta, bajo la amenaza latente de la declaración unilateral de independencia, aunque gane las elecciones del 27 de septiembre por la mínima. Además, dicho embate pone en riesgo los derechos fundamentales de los catalanes, ya que, por mucho que los nacionalistas lo nieguen, la independencia supondría la salida automática de la UE y el euro, tal y como han advertido esta misma semana la canciller alemana y el primer ministro británico.
Más allá de la manifiesta ilegalidad y la ruptura social que implica este proceso, la culminación del objetivo separatista provocaría el aislamiento de Cataluña, con todo lo que supone de destrucción de riqueza, empleo y desarrollo, como bien se ha atrevido a denunciar recientemente la principal patronal catalana. La ausencia de voces críticas y valientes ha contribuido a que el nacionalismo manipule y tergiverse la realidad en beneficio propio, escudándose en el falso lema de «España nos roba» o vendiendo las bondades de un paraíso que no es tal. Urge, pues, que la sociedad catalana reaccione y plante cara al desafío independentista. Tiene a su disposición para ello las páginas de ABC.
EDITORIAL ABC – 06/09/15