MIKEL BUESA-La Razón
- Los argumentos –no digamos las pruebas– brillan por su ausencia y hay una asimetría moral maniquea que condena por principio a la derecha
Curiosamente ninguno de los aspectos que acabo de mencionar –salvo el referido a la experiencia del suministrador– afecta al que podríamos considerar como «el contrato de marras», el único del que se habla en los medios, el que ha dado lugar a la voladura del PP por su propio presidente. Me refiero naturalmente al que vincula al hermano de la presidenta de la Comunidad de Madrid con un suministro de mascarillas en los primeros meses de la epidemia. Un contrato que no sólo fue gestionado con todas las bendiciones procedimentales y publicado en el portal de transparencia, sino que resultó supervisado por la Cámara de Cuentas sin que hubiera lugar a objeción alguna de este órgano de control externo, económico y presupuestario, del gobierno autonómico.
Así, pues, no se entiende muy bien que el contrato de marras haya sido el motivo para que Casado haya extendido la sombra de una duda acerca de la honorabilidad de Isabel Díaz Ayuso. Una sombra que ha sido inmediatamente aprovechada por la izquierda para enmerdar un debate político en el que los argumentos –no digamos las pruebas–brillan por su ausencia y en el que una asimetría moral maniquea condena por principio a la derecha. Mientras tanto, la gente común asiste perpleja a este desbarajuste. Lamentablemente también esto es España.