Los hechos demuestran que ETA sigue en lo de siempre, con debate o sin él. Si los portavoces de Batasuna creen en lo que quieren hacernos creer, que traten de convencer primero a ETA de que opte por la política. Hasta hoy, ETA y Batasuna se han definido como partes de un mismo movimiento. Y si no lo consiguen, que dejen de estar a la sombra de ETA.
Varios dirigentes de Batasuna han aparecido en los medios de comunicación este fin de semana para tratar de dar seguridades de que ETA está en la línea de actuar por vías políticas sin recurrir al terrorismo. Ojalá tuvieran razón porque eso es lo que lleva reclamando la mayoría de los vascos desde hace décadas. No hay, sin embargo, evidencias sólidas de que lo que afirman se corresponda con la realidad, sino más bien de lo contrario.
ETA, para empezar, desarrolló su propio debate interno a partir de 2007 y tomó la decisión de continuar con la violencia. Por si hubiera dudas, los dirigentes de la banda redactaron el texto conocido como ‘Mugarri’, fechado en octubre de 2009, con el propósito de que fuera también documento de discusión en el debate de Batasuna. En ese papel, ETA defiende que en la fase política actual «también es fundamental el papel que juega la lucha armada». «La lucha armada es uno de los principales activos de la estrategia de la Izquierda Abertzale», escribía ETA en el mismo texto en el que, sin rubor, aseguraba que «nos encontramos ante un proceso que se deberá desarrollar sin violencia ni injerencias». Es decir, se defendía a la vez la importancia de mantener el terrorismo y un proceso sin violencia, una cosa y su contraria.
La banda terrorista dijo en su último comunicado, difundido el 17 de enero aunque fechado el 31 de diciembre, que hacía suyas las palabras de la izquierda abertzale. Lo dijo antes de que se pusieran por escrito las conclusiones del debate. El comunicado, además, mencionaba la declaración de Alsasua, pero no hacía una ratificación de la misma. En cambio sí que reafirmaba de manera expresa los principios de Anoeta, de noviembre de 2004. Hay una diferencia clara en la forma en que la banda alude a una cuestión y a la otra.
Pero, por encima de lo que digan los papeles, lo más importante en ETA son los hechos y la semana pasada hemos visto cómo daban los primeros pasos para instalar un depósito de explosivos en Cataluña parecido al que hasta pocos días antes habían conseguido mantener en Portugal. Los hechos demuestran que ETA sigue en lo de siempre, con debate o sin él. La dirección de ETA sigue moviendo sus peones para crear las condiciones que le permitan consumar un atentado antes o después.
Los portavoces de Batasuna, si creen en lo que quieren hacernos creer, harían mejor en tratar de convencer primero a ETA de que deje las armas y opte por la política. A fin de cuentas, hasta el día de hoy, ETA y Batasuna se han definido como partes de un mismo movimiento, con objetivos compartidos, estrategia político-militar coordinada y con reparto de papeles. Y si no lo consiguen, que dejen de estar a la sombra de ETA.
Florencio Domínguez, EL CORREO, 23/2/2010