Un año después de su presentación pública como proyecto político, y ocho meses después de las elecciones generales (en las que logró tres millones de votos y 31 diputados), este pasado fin de semana Sumar ha celebrado su primera asamblea. El cónclave fundacional ha servido para elegir a Yolanda Díaz como coordinadora de la organización y para diseñar su estructura, es decir, para resolver el encaje de los partidos políticos que conforman la sopa de letras confederales y asimétricas que cohabitan a duras penas en el proyecto. Una de las particularidades es que la plataforma de Díaz no desarrollará estructura propia en Madrid, donde ya está Más Madrid. En el encuentro, la vicepresidenta del Gobierno de España lanzó proclamas tan vacías de contenido como es habitual en ella, del tipo «debemos levantar un proyecto de país para la próxima década», «lograr un nuevo contrato democrático en España» y «hacer un proyecto político para la emancipación humana«, cosas que, en la práctica y vista su acción política, podrían implicar la desmembración de la España que ya existe y que algunos pretenden que desaparezca. Respecto a la emancipación humana, no concretó de quién debe emanciparse el ser humano, así que en este punto nos quedamos con las ganas y las dudas.
Hace apenas tres años, Pablo Iglesias eligió a Yolanda Díaz a dedo como su heredera en Podemos para tener controlada desde fuera a la formación morada, y Pedro Sánchez, que no tiene un pelo de tonto, aceptó sin problemas que Yolanda fuera vicepresidenta. Después Pablo Iglesias se fue a luchar «contra el fascismo» a Madrid, donde ya residía sin mayor problema y con todas las comodidades del mundo y, tras su fracaso electoral, se retiró de la política institucional, montó un podcast y puso en marcha un canal de televisión; más recientemente ha montado un bar en el mismo local donde se encontraba El Dinosaurio, de imborrables recuerdos para tantos, entre los que me incluyo.
Sumar se convirtió pronto en la nueva formación aglutinadora de las izquierdas pseudonacionalistas y reaccionarias que pululan a lo largo y ancho del territorio nacional, una especie de confederación española de izquierdas populistas y autónomas
Antes, en una operación publicitaria que no se recuerda desde la propia fundación de Podemos, los poderes fácticos dependientes de Moncloa habían convertido a Yolanda Díaz en estrella mediática y posible primera mujer presidenta del Gobierno de España. En el fondo, fueron más florituras que otra cosa, dado que el objetivo no era que llegara a ser presidenta sino que fuera útil a los intereses socialistas. Se trataba de desarticular Podemos como formación política incómoda para el PSOE (aquella que aspiró incluso a sorpasarlo) y sustituirla por una amalgama dócil de ideas etéreas sin pegada política y sin el colmillo afilado de Pablo Iglesias. Yolanda Díaz, a la que se le permitió conformar un nuevo proyecto político desde el escaño del propio Congreso de los Diputados y siendo vicepresidenta del Gobierno de España, dio la puntilla a Irene Montero y lo que quedaba de Podemos; y Sumar se convirtió pronto en la nueva formación aglutinadora de las izquierdas pseudonacionalistas y reaccionarias que pululan a lo largo y ancho del territorio nacional, una especie de confederación española de izquierdas populistas y autónomas, prestas a apoyar las necesidades políticas de Pedro Sánchez, lideradas por Yolanda Díaz y sus ocurrencias vacuas. Hoy es solo una muleta de Sánchez pero tiene pinta de que pronto no será ni tal cosa. Aunque, tal y como está el panorama político, quizás lo hagan embajadora.
Díaz fue la primera que quiso visitar y fotografiarse en Bruselas con el prófugo de la Justicia, Carles Puigdemont, entre risas, halagos y cariños varios, toda una declaración de intenciones y puesta en práctica de sus inquietudes políticas. Además, es copartícipe y corresponsable de todas las barrabasadas perpetradas por Sánchez desde que este llegó a la Moncloa y se confabuló para permanecer el máximo tiempo posible en ella: los indultos a los cabecillas independentistas, la rebaja del delito de malversación, la supresión del delito de sedición y la amnistía a quienes pretendieron romper el Estado de Derecho en España; o sea, el fin de la separación de poderes y la ruptura de la igualdad de los ciudadanos ante la ley. Más allá de sus gestos teatrales y sus declaraciones inanes, este es el currículum de Yolanda Díaz.
Más recientemente, no pudo impedir que Podemos rompiera con Sumar y se fuera al Grupo Mixto, y no pudo lograr que los Comunes apoyaran los presupuestos de ERC en Cataluña, lo que provocó que Sánchez no presentara los del Gobierno de España, del que Sumar forma parte y Yolanda Díaz es vicepresidenta segunda, todo una demostración de su liderazgo. O sea, que al margen de la pretendida fotogenia, ni pincha ni corta. Y eso que todos sabemos que está ahí por su inteligencia.
Sumar defiende algunas de las peores cosas que puedan defenderse hoy día en España: los derechos históricos, los fueros, el Concierto Económico y el Convenio en el País Vasco y en Navarra
Ahora Sumar es una amalgama de partidos políticos localistas, regionalistas y nacionalistas que se dicen de izquierdas aunque contradigan muchos de los principios y muchas de las ideas por las que se caracterizaba la izquierda de toda la vida. Pero qué más le darán a Yolanda los principios y las ideas. Sea como fuera y obviando las etiquetas políticas que cada cual utiliza en su beneficio, Sumar defiende algunas de las peores cosas que puedan defenderse hoy día en España: los derechos históricos, los fueros, el Concierto Económico y el Convenio en el País Vasco y en Navarra, esas modernidades progresistas que impiden las políticas de redistribución y sobrefinancian a los más ricos a costa de los más pobres; las políticas de imposición lingüística que impiden a españoles estudiar en español o encontrar empleo en determinadas comunidades autónomas, lo cual perjudica especialmente a las clases trabajadoras; y el derecho a la autodeterminación de las naciones que supuestamente conforman España, cuya aplicación (que ya están negociando) supondría la voladura del Estado y la extranjerización de millones de conciudadanos. Además de todo un batiburrillo de medidas muchas veces contradictorias o contraproducentes entreveradas con declaraciones públicas que dan vergüenza ajena.
Yolanda Díaz funda Sumar y Maite Pagaza deja la política, resumen de cómo está hoy la política española.