Eduardo Uriarte-Editores

Es inexcusable para evitar malentendidos y, de paso, enjuiciamientos desorbitados por los nuevos inquisidores del progresismo, manifestar mi rechazo al desproporcionado, cruel e injustificado comportamiento del Gobierno Netanyahu sobre la población de Gaza, convirtiendo el enclave palestino en un Auschwitz monumental. La experiencia en el dolor padecida por el pueblo judío debiera obligarle, ante el inhumano comportamiento de su gobierno, a acabar con el radical proceso militarista e integrista que padece Israel desde el encubierto golpe de los halcones ejecutado durante la Guerra de los Seis Días, destruyendo poco a poco las causas de libertad y justicia que dio origen al Estado de Israel. Pero toda mentalidad adulta debe saber distinguir a Netanyahu, y sus aliados integristas. del pueblo judío, actitud que incluso los soviéticos mostraron al distinguir en su propaganda a los fascistas del pueblo alemán. Mucho más, si de lo que se trata es de un equipo ciclista con el nombre de Israel.

Pero, héteme aquí, que el populismo acaba arrastrando a comportamientos paralelos y de desagradables consecuencias. Desgastado el chivo expiatorio del franquismo (quién se acuerda que estamos en el año contra Franco) y de la maldad de la derecha, se coincide con el nazismo -Carl Schmitt mediante- en la conversión de lo judío en chivo expiatorio. Y es que cuando de lo que se trata es de mantenerse en el poder a todo coste, máxime cuando se padece el nivel de corrupción más alto de los padecidos en España, y que la empatía por otros seres humanos no es su fuerte (¿dónde está la bandera del pueblo saharaui?), se acude a cualquier argumento arrebatador, y desde el poder se alienta la movilización violenta. Tal como hiciera el mismísimo Trump con el asalto del Congreso se alienta el acoso a la Vuelta en la oportunista campaña antijudía. Los populismos ya sean de derechas o se autotitulen de progreso padecen de la misma práctica decisionista cuya arbitrariedad escandaliza a cualquier ciudadano ajeno a la idiotez.

El delegado del Gobierno en Madrid tapa una aberración política y legal con otra aberración, asumiendo una dialéctica lógica de enfrentamiento propia de los responsables de regímenes totalitarios. Del control de los disturbios sí era responsable, sin embargo, fue sospechosamente incapaz. Los disturbios fueron minimizados e incluso justificados frente a la gravedad de la masacre de Gaza, de la que no es responsable. Un gruppenführer no lo hubiera hecho mejor.

Pero la movilización alentada no va a facilitar alivio alguno a los gazatíes, más bien todo lo contrario, pues contamina de violencia fascista, o kale borroka, lo que debiera ser la solidaridad con ese pueblo sufriente -sufriente por Netanyahu y por Hamás-. Otra cosa es que Hamas vuelva remitir un comunicado agradeciéndolo. Pero la violencia política alentada por Sánchez tiene su auténtico mensaje: es un sacar las uñas desde las garras del poder para avisarnos de cómo las va a usar en un futuro, porque todavía está por ver hasta dónde puede llegar.

La noche de los cristales rotos iba contra los judíos, pero iba también contra cualquier disidente, y a propagar el mal, justificándolo con falsedades, convertido en apasionado banderín de enganche de una humillada población por el Tratado de Versalles y una república ineficaz acosada por sus extremos. Sánchez, cuando el deterioro de España es causado por él mismo, alentando la violencia se declara parte de un extremo radical, promocionando inevitablemente el desarrollo del otro extremo, es decir, el de Vox. La tarde en que se rompieron las vallas se quebró, también, algo muy serio para la supervivencia de toda democracia, el orden democrático, alentando desde el poder la violencia arbitraria.

Españoles: sin necesidad de ocupación extranjera, la patria está en peligro. Otra vez nos lo hemos sabido montar, porque nos hemos cargado el espacio común para la política democrática tirando por la borda el esfuerzo de la Transición. Lección de esa tarde fatídica de aliento a la movilización violenta y aviso de lo que puede venir.

Todo se jodió, Zavalita, desde que vino éste. No te digo nada con Trump a la vez.