La tensión entre el PP y C´s pone en peligro la legislatura

EL MUNDO 10/03/17
EDITORIAL

EN LAS últimas semanas estamos asistiendo a un deterioro en las relaciones entre el PP y Ciudadanos que puede repercutir negativamente en la labor del Gobierno. Uno de los episodios del encontronazo ha sido la situación procesal del presidente de Murcia, Pedro Antonio Sánchez, imputado por la Justicia por un caso de presunta corrupción. Ciudadanos ha exigido su renuncia al cargo en función del pacto de gobernabilidad que tiene firmado con los populares en esa región y de las propias palabras de Sánchez, que se había comprometido a dimitir si era imputado.

En los últimos días la brecha se ha agrandado hasta la escenificación en el Congreso de un no disimulado desencuentro entre Mariano Rajoy y Albert Rivera. Ello se percibió de forma gráfica en la fotografía en la que el líder de Ciuadanos se toca el rostro con su mano, con el gesto inequívoco de llamar caradura a Rajoy. Una imagen que indica también que la sintonía personal entre ellos –si alguna vez existió– pasa por momentos complicados.

Ello quedó todavía más en evidencia cuando, tras la oposición del PP a una comisión parlamentaria que investigara sus finanzas, Ciudadanos reaccionó presentando con el PSOE y con Podemos una petición para poner en marcha en la Cámara Baja tal iniciativa. A ellos se suma que Rivera se reunirá hoy con Podemos para analizar la puesta en marcha de una reforma legal que acabe con los aforamientos. Es la primera vez en esta legislatura que las tres fuerzas se unen y ponen al PP frente a una realidad de la que no puede olvidarse: que no tiene la mayoría en el Congreso.

Rajoy respondió ayer a Ciudadanos desde Bruselas con una frase que no contribuye precisamente al acercamiento: «No tiene ningún sentido que haya disputas por un tema cuando hay asuntos que realmente son capitales para la vida de los españoles». Sin duda hay asuntos más importantes, pero ello no justifica que el PP demore compromisos adquiridos cuando ambas formaciones pactaron un acuerdo para poner en marcha la legislatura.

Es cierto que Ciudadanos necesitaba un golpe de mano para no quedar ante la opinión pública como las víctimas de un engaño del PP. Pero la nueva situación abre un panorama incierto a una legislatura que hace apenas un mes se presentaba ciertamente plácida –todo lo cómoda que puede ser sin la mayoría parlamentaria de quien gobierna– con una expectativa de estabilidad y de pactos que ahora parecen un espejismo.

Todo apunta a que iniciamos un periodo de turbulencias, que pueden agudizarse todavía más durante la tramitación de los Presupuestos del Estado para el año en curso. Si Rivera le retira el apoyo al PP y Pedro Sánchez es elegido de nuevo secretario general de los socialistas en las primarias, Rajoy no podrá sacar adelante las cuentas públicas de este año. Aunque ello no le preocupa especialmente al presidente porque ya tiene aprobado el techo de gasto, quedarse solo en el Parlamento supondría un daño importante a la imagen del Ejecutivo, que evidenciaría su debilidad política.

También tendría imposible aprobar el Presupuesto de 2018, que debería estar en el Congreso antes del próximo 30 de septiembre para su tramitación. Aunque parezca una hipótesis improbable, no es descabellado pensar, pues, que un Rajoy presionado por los acontecimientos decidiera convocar elecciones anticipadas antes de que finalice este año.

Ello sería muy perjudicial para los intereses generales, ya que tendríamos que afrontar los terceros comicios en el plazo de dos años, lo que, al margen del cansancio generalizado de los españoles, pondría de manifiesto de nuevo que España tiene un serio problema de gobernabilidad.

Teniendo en cuenta que en Europa puede haber cambios muy profundos tras las citas electorales de Holanda, Francia y Alemania, lo peor que podría pasar es que nuestro país contribuyera a acrecentar esa incertidumbre, suscitada por el avance del populismo y la crisis de los partidos tradicionales.

Por ello, el único escenario sensato es mantener el acuerdo entre el PP y Ciudadanos, lo que exige que Rajoy haga lo humanamente posible para cumplir los compromisos adquiridos y también que Ciudadanos no rompa la baraja antes de acabar la partida.