Ignacio Camacho-ABC

  • A Gallardo le han explicado bien alto y bien claro la urgencia de sacar el caso de David Sánchez de

LOS autores del aforamiento preventivo de José Luis Ábalos han presentado la semana pasada su última producción de justicia creativa: el aforamiento ‘a posteriori’ e indirecto. Se trata de apartar, justo antes de que vaya a dictar auto de procesamiento, a la jueza instructora del sumario sobre la contratación presuntamente irregular del hermano del jefe del Gobierno. Para ello es menester que el presidente de la Diputación de Badajoz y líder regional del PSOE, imputado también como parte contratante y responsable del enchufe –que de eso se trata, al margen de su eventual encaje en un tipo penal concreto–, acceda a un escaño en el Parlamento extremeño, de modo que sea el Tribunal Superior de la comunidad el que estudie si debe hacerse cargo, por ‘inescindibilidad’, de todo el procedimiento.

La maniobra requiere que un diputado dimita y renuncien a ocupar su plaza los cuatro candidatos que le siguen en la lista. Cinco personas, cinco, deberán ceder en sus aspiraciones y derechos para que Miguel Ángel Gallardo les pase por encima. ‘No problem’: casi todos trabajan en la corporación provincial o son concejales del Partido Socialista y saben que se les recompensará su sentido de la disciplina. También son conscientes de que la orden viene de muy arriba. Agacharán la cabeza y firmarán donde su superior les diga a la espera de que el gesto sirva como mérito de lealtad política. La militancia no es sólo una vocación sino un modo de ganarse la vida.

Acaso alguna vez hayan acariciado en su fuero interno la idea de ocupar un asiento en la Asamblea. Siempre se puede producir una baja de algún compañero, un traslado a otro puesto incompatible, un cambio de residencia. No es que sea una gran prebenda pero por algo se empieza, y en la agrupación local te miran de otra manera si estás en la pomada de los trajines de Mérida. Y cuando surge la oportunidad, mecachis, te dicen que hay razones de fuerza mayor, que en Badajoz y sobre todo en Madrid están nerviosos, que es una cuestión estratégica. Que te deben una y que tu sacrificio será tenido en cuenta. Lo que no te dicen, porque no hace falta, es que si no aceptas puedes dar por concluida tu modesta carrera.

Sostiene Gallardo que tras un proceso de «escucha activa» se ha percatado de que su liderazgo necesita eco parlamentario. Y vaya si ha escuchado: le han dicho bien alto y bien claro lo imperativo que resulta el intento de sacar al ‘hermanísimo’ –y a él de paso– del juzgado ordinario. Aunque corresponda al TSJEx decidir en última instancia si la artimaña dará resultado, en caso de éxito le (o les) habrá merecido la pena aguantar unos cuantos días de escándalo. «Alguien podría pensar que me voy corriendo a la Asamblea para evitar el proceso judicial», dijo muy ufano en enero de este año. Puede perder cuidado; no hay nada que pensar cuando la conjetura adquiere rango fáctico.