EDURNE URIARTE, ABC – 22/07/14
· El nacionalismo es el mismo que hace unas décadas. El resto de españoles que quiere la unidad nacional, no.
Arrecian las presiones al Gobierno para que arregle el problema catalán con soluciones que no son tales. Llámense la Tercera Vía o la «solución federal» del PSOE, dos eufemismos para referirse a una cesión parcial a las demandas del nacionalismo catalán. Dos mentiras convenientes para un PSOE atrapado por el PSC o para un empresariado catalán necesitado de seguir haciendo negocios con los nacionalistas. Y con cierta acogida entre otros muchos que prefieren la farsa al reconocimiento de que este problema no tiene solución a corto y medio plazo.
Sobre la llamada solución federal, he escrito varias veces algo que da cierta vergüenza ajena tener que repetir. Que nuestro Estado autonómico es federal y que los distintos estados federales del mundo ofrecen múltiples variaciones en su diseño porque no existe un único modelo federal. En ese contexto de analfabetismo político se hace posible que los socialistas proclamen la alternativa federal, que insistan al mismo tiempo en la igualdad entre los españoles y que rematen, a continuación, que la tal alternativa consiste en dar determinadas competencias plenas y una financiación especial a los catalanes, es decir, privilegios. Más o menos lo mismo que los de la Tercera Vía.
Ocurre que hay al menos cuatro razones por las que estos dos eufemismos no constituyen soluciones para el desafío independentista. La primera, la relativa a las competencias exclusivas. ¿Pretende el socialismo legalizar la discriminación del castellano en la enseñanza y normalizar una situación excepcional de apartamiento de una de las dos lenguas que no se produce en ningún otro lugar del mundo? Lo que satisfaría parcialmente a los nacionalistas indignaría a los catalanes que se sienten españoles y, por supuesto, a la gran mayoría de españoles. Sobre la igualdad, tan manoseada por el socialismo, sobran los comentarios relativos a las consecuencias de esa exclusividad de competencias que pretenden ofrecer al nacionalismo.
La segunda razón contra las virtudes de la Tercera Vía, la de las consecuencias de una financiación especial para Cataluña. Sobre el papel, es la opción más viable. Si no tenemos en cuenta algunos efectos, como la reacción de las comunidades más ricas, especialmente Madrid. Si Cataluña recibe un acuerdo especial de financiación, por supuesto la van a exigir de inmediato las demás comunidades, comenzando por Madrid. Y ese movimiento será imparable, tanto como para destrozar la solidaridad entre comunidades. A estas alturas, es completamente inviable una financiación que no dé a Madrid, y a otros, lo que ofrezca a Cataluña.
Tercer obstáculo para la Tercera Vía: el independentismo. Y es que no aprendemos de la experiencia, al parecer. Y la experiencia dice desde el inicio de la Transición que el nacionalismo radical no se sacia nunca. Y que toda cesión a las demandas nacionalistas alimenta la siguiente demanda. Que varias décadas de cesiones nos han llevado al momento actual, al de la radicalización del propio nacionalismo moderado. ¿Por qué iba calmarse el independentismo con unas concesiones parciales que no incluyan el derecho a la independencia?
Y cuarto y más importante obstáculo a medio y largo plazo: la creciente indignación del resto de españoles. El nacionalismo es el mismo que hace unas décadas. El resto de españoles que quiere la unidad nacional, no. Están hastiados y enfadados. Y no van a aceptar la enésima cesión.
EDURNE URIARTE, ABC – 22/07/14