Antonio Casado-El Confidencial
- Quien marcha por dirección equivocada o da volantazos se pierde o acaba en la cuneta
Se agota la alerta antifascista, que es el preciado regalo de Vox al gobernante inseguro. Ya no sirve como parapeto. Tampoco sirven las medias palabras del Gobierno para frenar la ira creciente de los camioneros o explicar la vergüenza de la diplomacia española en la cuestión del Sáhara Occidental.
Me temo que los llamamientos a la calma del ministro del ramo, Luis Planas, sobre la tempestad que se cierne sobre el sector primario, o el paso del ministro Albares por el Congreso no serán los mejores antídotos del estado de perplejidad del país tras los recientes acontecimientos.
El pedestal se mueve. La tierra tiembla bajo los pies de Pedro Sánchez por el personalismo de su estilo en la toma de decisiones. Así se explica que el Gobierno se desmienta a sí mismo y que algunas de esas decisiones sean tan erráticas como, por ejemplo, pasar en pocas horas de las armas “defensivas” a las “ofensivas” para Ucrania. O como decir una cosa y su contraria sobre las interconexiones de gas con Francia.
Su gente prefiere hablar de “presidencialismo”, por no hacerle de menos. En la misma línea, aunque con otras palabras (“soberbio”, “déspota” e “irresponsable”, según Feijóo), los adversarios se abonan al término “sanchismo”, sin dejar de pregonar las mejores gracias del personaje en el terreno de la propaganda y no en el de la gestión.
En el Consejo de Ministros, los suyos lo ven como un extraño y los de Unidas Podemos como un socio poco fiable
Ante su forma de tratar hacia dentro las protestas de los camioneros y hacia fuera el histórico conflicto del Sáhara, en el Consejo de Ministros los suyos lo ven como un extraño y los de Unidas Podemos como un socio poco fiable. No son granos de anís las dos pedradas de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, que habla de “opacidad” e «incoherencia».
Y todos ellos coinciden en que la política nacional está viviendo los días más críticos de la legislatura.
Sánchez ha decidido personalmente hacer mutis por el foro. Por el foro europeo, se entiende, con una gira improductiva (sus propuestas de intervención conjunta en el mercado energético caen en saco roto) que no justifica su escandaloso silencio sobre el ‘volantazo’ en la cuestión saharaui y la falta de respuesta al bloqueo del transporte, que afecta gravemente al normal funcionamiento de la cadena en los tres eslabones del bienestar: producción, distribución y consumo.
El presidente del Gobierno comparecerá en el Congreso después del Consejo Europeo de mañana y pasado en Bruselas. No antes del Consejo de Ministros del martes 29. Hasta entonces, eclipse total en su relación con la ciudadanía.
Sánchez ha decidido personalmente hacer mutis por el foro, con una gira europea improductiva que no justifica su escandaloso silencio
Sus costaleros le están advirtiendo de los riesgos que acechan al pacto de legislatura. En las filas del PSOE, reina el estupor. Y la opinión pública sigue en ayunas sobre los estados de necesidad en la España agobiada por las cosas de comer.
Mal color se le está poniendo al país de la política infantilizada y los valores licuados (Bauman vive). Una de las señales es la huida de Sánchez de los periodistas que lo siguen en la gira europea y, naturalmente, quieren saber.
Pero la ocultación le delata. Y eso supone licencia para recordar que quien marcha por dirección equivocada o da volantazos sin consultar con sus compañeros de viaje se pierde o acaba en la cuneta. Solo o acompañado.