Editorial-El Español

Pedro Sánchez afronta hoy su día más dramático en lo que va de legislatura, ante la confluencia de los distintos frentes que vienen cercando a su Gobierno.

Este jueves, el Ejecutivo volverá a sufrir una sonada derrota parlamentaria, cuando el Congreso tumbe la senda de estabilidad presupuestaria presentada por Moncloa.

Al no superar esta fase preliminar e imprescindible, el Gobierno verá frustrado su propósito de aprobar unos Presupuestos Generales del Estado para el año que viene. Con lo que la legislatura se verá abocada definitivamente a la ingobernabilidad.

En paralelo, José Luis Ábalos y Koldo García acuden a una vista en el Tribunal Supremo para que el juez instructor del caso decida si endurece las medidas cautelares contra ellos. Y lo previsible es que ambos sean enviados a prisión provisional.

Pero la víspera tampoco fue mucho más tranquilizadora para el presidente.

En mitad de la Sesión de Control, José Luis Ábalos soltó la bomba en el Congreso a través de sus redes sociales: la entrevista entre Sánchez y Arnaldo Otegi «existió». El exministro ratifica así a Koldo García, quien también confirmó la exclusiva de EL ESPAÑOL (calificada por el presidente de «mentira») sobre la reunión de Sánchez y Santos Cerdán con Otegi para pactar la moción de censura del año 2018 en un caserío del País Vasco.

Con esta nueva corroboración, el desmentido de Moncloa resulta ya definitivamente insostenible. De ahí que fuentes del Gobierno hayan pasado a desacreditar el testimonio de quien, hasta hace unos años, fue el lugarteniente de Sánchez, pretextando que uno se «trastorna» cuando «le piden 24 años [de cárcel] con la edad que tiene».

Pero ¿qué interés puede tener Ábalos en propagar una mentira así en su circunstancia? ¿Por qué se inventaría Koldo toda una fábula sobre un caserío y una reunión secreta?

Al perseverar en el desmentido, Moncloa sólo redobla el bochorno. Porque tampoco es capaz de explicar cómo es que todo el relato del pacto del caserío encaja con la secuencia de hechos posterior.

Este carrusel se agranda con la coincidencia, en el mismo día de esta revelación, de la citación como testigos de Santos Cerdán y Antonio Hernando por el instructor del caso Leire.

Resulta inenarrable que el exsecretario de Organización y el secretario de Estado de Telecomunicaciones tengan que comparecer para aclarar si, en las reuniones celebradas en Ferraz con la fontanera en 2024, se escucharon unas grabaciones realizadas por Villarejo en las que se alude a las saunas regentadas por el suegro de Sánchez. Audios que, según Dolset, Hernando habría tratado de conseguir para apartar a Sánchez de la carrera por las primarias.

Para rematar este dies horribilis, el investigador del caso Koldo ha acordado este miércoles requerir al PSOE para que facilite al Juzgado la relación de pagos en metálico efectuados entre 2017 y 2024 y los documentos que los respaldan, para dilucidar si estas liquidaciones que Sánchez reconoció haber percibido tienen una justificación lícita.

Ante esta conjunción de adversidades, el catálogo de torpes excusas y coartadas inverosímiles que está desplegando Moncloa para tratar de aplacar la precipitación de escándalos convierte la agonía de este Gobierno en un esperpento sin precedentes. Y otra muestra de ello es que Sánchez siga proclamando la inocencia de su fiscal general pese a haber sido condenado por revelación de datos reservados.

Todo ello atestigua que Sánchez se ha quedado sin recursos para lidiar con la tormenta perfecta que se ha cernido sobre él en las postrimerías de su mandato.