EL MUNDO 30/07/13
ARCADI ESPADA
La impunidad del viñetista es el fenómeno más inexplicable de nuestro tiempo. De su inmoralidad el viñetista siempre se defiende con el humor. Aún se espera que el que le pegó cuatro tiros de broma al Rey obtenga del Estado algo más que sonrisas comprensivas. ¡El humor es un detente bala! De la trivialidad el viñetista siempre se defiende con su arte o al menos con su maña. Esto que publicó ayer el exdiario Avui en su web, llevado al titular, dice: «España es una mierda seca donde descarrilan los trenes.» Dudo mucho que incluso en el exdiario Avui permitiesen semejante titular. No por decir que España es una mierda, sino por serlo el titular mismo. Yo creo que los grandes viñetistas antes de darse a la imprenta traducen en silencio su dibujo a titular. En Poch no se da este caso.
En Poch, además de manifestarse el aludido rasgo genérico, interesa el lugar moral desde donde ha concebido y dibujado su viñeta. ¿Se ve acaso en Poch al regeneracionista español, cansado de la propaganda patriótica, que no ha podido más con tanta baba? Por decirlo de otro modo: ¿podría establecerse de modo fiable la hipótesis de este mismo accidente de tren a la entrada de la ciudad de Tarragona e implicando a los ferrocarriles de la Generalitat y en Poch una viñeta también publicada en el exdiario Avui adaptada a las circunstancias?
No.
¿Es posible que en Poch, dada la hipótesis del mismo accidente a la entrada de la ciudad de Reims, se hubiera concebido y ejecutado igual viñeta solo tramitadas en el cambio la palabra Grandeur! y la rúbrica Repúblique Francaise?
No.
En Poch, pues, no se ve al español que se duele de los males (presuntos) de su patria. En Poch no se ve, tampoco, la extranjería, porque ningún extranjero subsanaría de ese modo grotesco la vinculación sentimental que le separa del accidente. En Poch se ve a un hombre y una tribu que está en guerra y que quiere hacer daño. Interesa matizar, sin embargo, que guerra no implica simetría. No hay posibilidad alguna de que, dado un accidente similar a la entrada de la ciudad de Tarragona, apareciera en cualquier diario de España un cartel con su burro, la leyenda Catalunya, un país d’Europa y las vías muertas. Lo impediría el luto que no hay en Poch.