Josu Puelles, DIARIO VASCO, 22/10/11
ETA no volverá a asesinar, ni extorsionar, ni secuestrar, ni amenazar, en eso consiste el cese definitivo de la «actividad armada». Palabrita de niño Jesús. Tres Ave María, un Padrenuestro y todos tan contentos. ¿Todos? No. No yo, al menos. Miro en derredor y no veo, oigo o leo, más que congratulaciones autocomplacientes. Ellos ya no caerán. Yo tampoco. Entonces, ¿de que te vas a quejar, Josu? Me pregunto si no seré un pesimista patológico. Si nos están diciendo que ETA ha sido derrotada, ¿por qué tengo esta desazón en mi interior? Me cuestiono ¿qué estará pensando mi hermano?, sentado o, ya puestos a contemplar, tumbado al lado de Inaxio, de Isaías, de Carlos, de Diego, de Jean Sergé, de Luis, de Juan Manuel y de los otros ochocientos cincuenta asesinados. ¿Estarán tan sonrientes como nuestros políticos?, ¿tan esperanzados? ¿Qué le cuento a mi hermano?, ¿qué hemos ganado por fin?, ¿que ya podemos pedir su acercamiento de donde nunca debieron partir? Ah! Perdón, estos lapsus mentales me juegan malas pasadas. Que vosotros no tenéis derecho a acercamientos, ni a flexibilizaciones de vuestra condena, ni a terceros grados, ni a piscinas, ni a celdas con televisores led. ¡Es tan duro cuarenta años de prisión! Total, por un quítame allá ese conflicto.
Edu, si ves al judío Shylock, sí, el de Shakespeare, le dices que me siento como él, que con todos los pronunciamientos favorables de la Ley, en el último momento, apocados políticos reinterpretan la norma y de víctimas pasamos a victimarios. A culpables por no aceptar impostadas actitudes pacifistas, por denunciar que el motivo por el que no estáis aquí, el proyecto político de ETA, continúa legitimándose, por evitar la impunidad, por solicitar Justicia, pero Justicia a solas, como se sienten vuestras viudas, vuestros hijos, vuestros padres y hermanos y no la justicia adjetivizada, la social, la política, la contextual, la de los valores subjetivos sobre lo bueno y lo malo, lo correcto o incorrecto, lo conveniente o inconveniente, en definitiva, por pedir aquello que representabais, le efectividad de nuestro Estado de Derecho, de nuestra Democracia.
Se abre un nuevo escenario, dicen, pero vosotros no veréis alzarse el telón. No sé si valdrá la pena. El mismo guión, los mismos personajes. Bueno, ahora falta el pistolero, los tramoyistas decidieron apartarle de la escena, ahora pulula entre bambalinas. Como ves nada nuevo, aunque nos lo quieran vender como de estreno mundial. Tan solo un remake cosmopolita de lo que antes era una función provinciana. Algunos aplaudiendo a rabiar, sólo porque les caía mal el pistolero, el único inmerso en su papel, un poco sobreactuado e histriónico, posiblemente, pero que se lo creía de verdad. No, no me preguntes como acaba porque no lo sé. Pensaba que llegado el momento lo intuiría, ahora, simplemente, espero a que los de la tramoya levanten el telón. La duda que tengo, querido hermano, es si el atrezzo sobre el escenario lo ocuparan los dos libros que conforman y ordenan nuestra convivencia democrática o dos mesas rodeadas de sillas vacías que asaltar.
Josu Puelles, DIARIO VASCO, 22/10/11