EL MUNDO 04/10/13
El socialista catalán le afea que «subraye las diferencias» y no «las coincidencias»
La nueva presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, se estrenó ayer en la capital de España con un discurso rotundo contra el supuesto derecho a decidir. Y señaló claramente a los culpables del actual «auge del independentismo» en el que están «atrapados miles de catalanes». Entre ellos citó, sin decir su nombre, a Rodríguez Zapatero, al PP y al Tribunal Constitucional.
Díaz protagonizó un desayuno informativo en el hotel Ritz de Madrid ante la plana mayor del PSOE, encabezada por Alfredo Pérez Rubalcaba y José Antonio Griñán. Al encuentro también acudió el primer secretario del PSC, Pere Navarro, que se sentó en primera fila. Ante su atenta mirada, Díaz hizo un llamamiento a «desmontar la trampa del derecho a decidir» –que los socialistas catalanes defienden– porque «unos no pueden decidir por todos que quieren romper la unidad de este país».
Con una rotundidad que no ha mostrado nunca Rubalcaba, Díaz afirmó: «Cuanto antes desmontemos la trampa del derecho a decidir, va a ser mucho más fácil la salida».
La dirigente socialista añadió que «el derecho a decidir la independencia» no existe «en ninguna Constitución del mundo» y rechazó de plano que una mayoría pueda votar «privar» de su nacionalidad a muchos catalanes que quieren seguir siendo españoles. La presidenta andaluza defendió que hay que «reconducir la situación» con «diálogo, democracia y Estado de Derecho», porque «España es un proyecto nacional que tiene mucho futuro».
Díaz sí admitió un problema grave: «Una parte muy significativa de los catalanes ha dejado de creer en las posibilidades de un proyecto común». E identificó a los culpables de que el «desafío soberanista» haya pasado de ser «radical y minoritario» a ser defendido por muchos ciudadanos. En primer lugar, señaló, sin citar su nombre, al ex presidente y ex líder socialista José Luis Rodríguez Zapatero: «No fue un acierto afirmar que se aceptaría cualquier texto del Estatuto que viniera del Parlamento de Cataluña». Como hizo Zapatero en Barcelona. Acto seguido, acusó al PP de haber hecho crecer el independentismo tras «iniciar una ola de anticatalanismo por toda España, recogiendo firmas» contra el Estatuto para, exclusivamente, «captar votos a cualquier precio».
Por último, citó la sentencia del Constitucional que cercenó el Estatuto, «un texto aprobado por el Parlamento de Cataluña, enmendado y aprobado por las Cortes Generales y refrendado por el pueblo catalán en referéndum». «¿Alguien pensó que no iba a pasar nada?», preguntó al nutrido auditorio. «Así hemos llegado al actual estado de cosas».
Por último, Díaz defendió «necesariamente» una reforma de la Constitución, que «no han votado dos tercios de los españoles» y que no es «intocable». Una reforma que «reconozca la singularidad de las comunidades que tienen una identidad bien diferenciada y que garantice el principio irrenunciable de la igualdad básica de todos los ciudadanos».
Al desayuno fueron varios ex ministros, como Elena Salgado. Lo que no impidió a Díaz criticar «el efecto demoledor de anunciar brotes verdes» cuando España estaba «en la antesala de otra recesión».
Como es lógico, sus palabras, muy enfrentadas con las tesis que defiende el PSC, sentaron mal a su líder, Pere Navarro, que había viajado a Madrid ex profeso para escuchar a la presidenta andaluza. Ambos se reunieron después durante más de hora y media. Y Navarro le reprochó que hubiera dedicado buena parte de su primera intervención en la capital a «subrayar las diferencias» con respecto a Cataluña, en vez de «resaltar las coincidencias» que se plasmaron entre el PSOE y el PSC en la Declaración de Granada, un documento que apuesta por una solución federal al problema catalán. Así lo explicaron posteriormente fuentes conocedoras de la reunión.
El primer secretario de los socialistas catalanes se sorprendió de que Díaz no hiciera «una defensa clara» de la reforma federal que abanderan los socialistas como una «tercera vía intermedia» entre las dos posiciones extremas: la independencia y la continuidad de la situación actual.
La reunión entre los dos dirigentes fue no obstante cordial. Concluyó con el acuerdo de formar un «frente común» ante el Gobierno para negociar un nuevo sistema de financiación. Y con el compromiso de que Navarro acudirá a Andalucía a explicar la solución federal y Díaz irá a Cataluña a ofrecer la visión de los socialistas andaluces.