Esta ‘tregua’ declarada es considerada como tramposa. Pero lo cierto es que ETA ha perdido su fuerza, y como lo expresa nuestro colega homónimo español, aunque nadie quiere mostrar esperanza, algunos expertos creen que en el alto al fuego que declaró hace unos días ETA puede encontrarse una señal del principio de su fin.
En el Tomo V de su obra «Orientales», Lincoln Maiztegui analiza la historia reciente, comprendiendo el período que va desde la restauración democrática hasta la primera victoria del Frente Amplio de 2004. En el libro dedica unas páginas al relato y comentario de los incidentes del Hospital Filtro del 24 de agosto de 1994 (páginas 284 a 292).
Veamos algunos párrafos iniciales y la reflexión final. Empieza diciendo que «Uruguay había sido tomado como centro de refugio de algunos militantes de la organización terrorista vasca Euskadi Ta Akatasuna (ETA, que significa «Euskadi y Libertad») de signo independentista, que mantenía una estrecha colaboración con el MLN (Tupamaros). Es difícil encontrar las razones que llevaron a una relación entre la ETA -imbuida de un nacionalismo xenófobo de tintes racistas y escindida de la más rancia ultraderecha (Sabino Arana 1865-1903, figura inspiradora del nacionalismo vasco radical llamó a su partido «Jaungoikoa Eta Lagizarrak» que puede traducirse como «Dios y Leyes Viejas» y sostuvo acaloradamente la superioridad de la «raza» vasca sobre los españoles a los que llamaba despectivamente «maketos»)- y el MLN, cuyos orígenes se vinculan al socialismo marxista, pero así se dieron los hechos».
A continuación, analiza lo ocurrido y lo valora, concluyendo que «sigue, y al parecer seguirá por mucho tiempo, sumido en los arcanos las razones por las cuales personalidades del Frente Amplio de talante y convicciones indiscutiblemente democráticas se comprometieron con un grupo de terroristas de la peor especie, que han merecido el repudio de toda la opinión democrática del mundo. Algún día, cuando ya no puedan caber dudas del auténtico carácter de la ETA, deberán dar explicaciones a todo el país y fundamentalmente a sus votantes. Les será difícil».
Alguien de esta casa, que antes de cumplirse dos años de los hechos del Filtro -en febrero de 1996- acompañó al entonces Ministro de Industrias Cr. Federico Slinger en su recorrido por el País Vasco invitado especialmente por el Lehendakari, dice haber sido testigo presencial de una entrevista que tuvo el ministro en Bilbao con sindicalistas vascos. En la conversación, éstos dijeron no comprender cómo «el pueblo uruguayo» estaba tan desinformado al punto de solidarizarse con ETA. Hubo que aclararle que no era el pueblo uruguayo, sino sólo una parte, una minoría activista de izquierda, lo que causó más asombro todavía en los dirigentes gremiales.
Y bien, en estos días ETA, a la que se le presume seriamente debilitada, propuso una tregua anunciando por undécima vez «cesar en sus acciones ofensivas». A las diez treguas anteriores, siguieron decenas y centenares de atentados y asesinatos, que desde 1968 suman 823 muertos, 634 entre 1978 y 1992. Al cese de acciones armadas de 1999, gobernando Aznar, mataron a 23. Desde la tregua anunciada en 2006 hasta hoy, 11 muertes más.
Nadie les cree nada. El Ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubacalba, calificó de insuficiente el anuncio y terminó: «En resumen, no me fío un pelo, ni yo ni las fuerzas de seguridad… ETA mata para negociar». Agregó que si el movimiento independentista radical quiere formar un partido político para las elecciones municipales de 2011, o rompen definitivamente con ETA o la convencen para que deje la violencia. Por su parte el líder del Partido Popular Mariano Rajoy, puntualizó que «el único comunicado que nos importa de la ETA es un comunicado anunciando su disolución», y que este anuncio no sirve para nada. En sentido similar se expidieron Patxi López y los moderados del Partido Nacional Vasco.
Esta «tregua» declarada es considerada, en consecuencia, como tramposa. Pero lo cierto es que ETA ha perdido su fuerza, y como lo expresa nuestro colega homónimo español, aunque nadie quiere mostrar esperanza, algunos expertos creen que en el alto al fuego que declaró hace unos días ETA puede encontrarse una señal del principio de su fin.
Es hora.
Editorial en El País (Uruguay), 17/9/2010