- La última vez que los grupos conocieron a través de un cauce formal con el Gobierno los avances sobre los fondos europeos fue a finales de abril; desde entonces, «opacidad», dice una fuente del Congreso
Afinales de abril, la vicepresidenta segunda, Nadia Calviño, convocó a los portavoces de los grupos parlamentarios en el ministerio para contarles la evolución de los trabajos técnicos que su departamento llevaba a cabo con la Comisión Europea sobre los criterios a que ajustar los fondos. A la reunión, indican fuentes parlamentarias que estuvieron presentes, acudieron los ‘jefes’ de los grupos con expectación e interés. Al fin y al cabo, los 140.000 millones de euros que la Unión Europea va a liberar durante los próximos años son la esperanza de la recuperación tras año y medio de pandemia. Como si fuera la reunión-paseo de Pedro Sánchez con Joe Biden, la expectación se convirtió en perplejidad al término del encuentro. La información que les dieron no era tan relevante.
El estupor, mes y medio después, se ha convertido en indignación y enfado. Hasta cinco fuentes parlamentarias de otros tantos grupos señalan a El Confidencial que el Gobierno no se ha vuelto a dirigir a ellos para contarles nada, explicarles algo, detallarles aunque sea una nimiedad. Este miércoles, aterrizará en España la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, para anunciar lo que es un secreto a voces: que los trabajos hechos por el Gobierno para recibir los fondos con garantías han sido estupendos y que la Comisión Europea, por ello, da el OK. El anuncio de una de las máximas autoridades europeas contrastará con el cabreo de la oposición, y no solo de los partidos que reprueban al Ejecutivo constantemente, ya que entre los habituales aliados la sensación es similar, incluso peor. Por decirlo en pocas palabras: no saben nada de nada.
Sin teléfonos móviles
Es sabido que Pedro Sánchez maneja dos herramientas para salir del contexto actual, que no es muy favorable precisamente. Son las vacunas y los fondos europeos. A la realidad económica, aunque mejora, y a la realidad social, que preocupa, se une una realidad político-electoral poco halagüeña. El triunfo de Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid ha cortado la dinámica victoriosa del líder del PSOE y le ha lanzado de un patadón a un terreno pantanoso. Al presidente, últimamente, las cosas no le salen del todo bien porque, por si fuera poca cosa la coyuntura económico-social-política, se cierne sobre él una meteorología mediática tormentosa. Así que para escapar del callejón en que anda perdido desde el pasado 4 de mayo, ha escogido dos recursos: vacunas y fondos.
Los indultos a los presos del ‘procés’ no forman parte de la lista de las soluciones. Es una decisión que el presidente ya ha adoptado, a sabiendas de que elevarán la temperatura de la política. Los va a conceder, sin embargo, porque está convencido de que ayudarán a la conciliación y a la reconciliación con las autoridades catalanas, y, por extensión, con una gran parte de la sociedad que se siente representada en ellas. Las soluciones para ahuyentar las nubes de tormenta son, como ha quedado dicho, las vacunas y los fondos europeos.
Una de las fuentes de esos grupos políticos que a menudo votan a favor de las medidas del Gobierno usa una palabra reveladora: «opacidad». Otro lamenta la actitud del Gobierno con la que se supone que es la gran política económica de los últimos 40 años, una especie de Plan Marshal pospandémico. «Estamos fuera de la toma de decisiones, sin duda, pero también del ámbito en el que se reflexionan previamente esas decisiones», afirma. La mayoría de los grupos del Congreso aspiran a asumir un papel más activo en el diseño de los mecanismos que canalizarán los fondos. No es tanto influir en el reparto del dinero como conocer cómo será el reparto del dinero.
Por eso, cuando hace más de un mes Calviño convocó a los portavoces, la sensación inicial, incluso en partidos hostiles con el Ejecutivo, fue de cierta complacencia. Ni más ni menos que Calviño en persona, la piloto de la operación fondos UE (junto al Gabinete del presidente), iba a relatarles el proceso y proporcionar información. Cuando en la entrada de la sala donde se reunieron personal del ministerio pidió a los asistentes que dejaran sus teléfonos móviles en unas taquillas contiguas, la impresión de que estaban asistiendo a un momento fundamental de la legislatura creció considerablemente. Sin embargo, al recoger los móviles, reinaron la decepción y la perplejidad.
La lectura que sacan algunas de las fuentes consultadas es que Calviño congregó a los portavoces para satisfacer una de las reclamaciones que lanzó Bruselas por aquellas fechas: la de buscar el diálogo político y consensos. A mediados de mayo, el comisario de Economía, Paolo Gentiloni, pidió a los gobiernos de los Estados de la UE que hicieran de la distribución de los fondos una «misión nacional». Por entonces, faltaba interlocución. Ahora que llega Von der Leyen a España, sigue faltando la interlocución.
Sin ventanilla
Al término de la sesión con Calviño, varios portavoces, inciden las fuentes presenciales, manifestaron algunas reticencias y reparos. Los de los grupos más alineados con el Gobierno coincidieron en dos: dotar al mecanismo de reparto de total transparencia y favorecer que al dinero europeo lleguen también las pymes. Estas formaciones, incluida Unidas Podemos, creen que las multinacionales serán las principales beneficiarias de la inyección de la UE, lo que seccionará el tejido productivo entre las firmas con más músculo en la recuperación y los que se las verán y desearán para competir en el mercado en igualdad de condiciones, o casi en igualdad de condiciones.
La vicepresidenta respondió que los fondos se repartirán con las máximas garantías y con la mayor equidad posible, pero como el Gobierno no ha aportado información que certifique esa premisa, la desconfianza es la nota dominante. Los aliados del Gobierno dudan y los adversarios claros del Ejecutivo sencillamente se han puesto a la defensiva, hasta tal punto que el PP ha orquestado un procedimiento de control de los fondos para estrechar al cerco a Sánchez mediante todo tipo de iniciativas parlamentarias.
Si los grupos han recabado información sobre adónde irá el dinero de la Unión Europea, es porque el portavoz de turno ha telefoneado al ministro correspondiente o ha concertado una reunión a través del jefe/a de gabinete. Hay altos cargos del Gobierno accesibles y otros más reacios. De entre los primeros, las fuentes mencionan a Teresa Ribera, que es de las que más cogen el teléfono y quien más recibe a portavoces de los grupos. Calviño, por el contrario, no destaca por su interlocución o por su empatía
Como demandan todos los grupos, sería conveniente fijar una periodicidad y un canal por el que fluya documentación
Que sean los portavoces los que tengan que ‘pasillear’ por los ministerios para obtener información causa más perplejidad y aumenta el enfado. «No hay ventanilla única» para hablar de los fondos, apunta una fuente; «no hay estructura», corrobora otra. Por esta razón, los augurios pintan un panorama negro, pesimista, ya que temen algunas fuentes que cuando haya que movilizar la inyección financiera para que llegue a las empresas, se reproducirán los mismos patrones: opacidad y quizás arbitrariedad. Von der Leyen elogiará a España porque el Gobierno ha hecho un gran trabajo sobre el plan de recuperación de Pedro Sánchez, y «seguro que lo es, pero no se sabe nada de él». Y eso en el Congreso genera mucho malestar.
El nuevo secretario de Estado de Economía, Gonzalo García, compareció este martes y apenas dijo nada. Y la propia Calviño irá a la comisión mixta sobre la UE a dar las explicaciones que considere necesarias, avanzan fuentes parlamentarias. Perfecto si da información, es su deber, pero, como demandan todos los grupos, sería conveniente fijar una periodicidad y un canal por el que fluya documentación permanentemente. Al fin y al cabo, es el plan más importante que Sánchez prevé implantar en la legislatura.