Editorial-El Correo

  • La tardía e insuficiente sanción comercial de Europa deja en manos de un Trump plegado a Netanyahu la capacidad de frenar la ofensiva en Gaza

La sanción comercial ratificada ayer por la Unión Europea contra Israel por su «nueva escalada de violencia» en la Franja es un gesto voluntarioso frente a la barbarie, pero claramente insuficiente para poder atajar casi dos años de hostilidades tras la embestida terrorista de Hamás. En su primera reacción para frenar la crisis humanitaria de la población palestina, la UE se ha mostrado dubitativa y sin los reflejos y el cuajo necesarios para hacerse valer ante la declarada ofensiva del Gobierno de Benjamin Netanyahu, que ha decidido apretar filas en su cerco sobre Gaza City, donde residen 600.000 personas. La imposición de aranceles para el 37% de las exportaciones del país hebreo tiene en la práctica una influencia muy limitada, a pesar de las amenazas del Ejecutivo israelí al amago de veto. Apenas supone un castigo de 227 millones y, en cualquier caso, su aplicación depende aún de una mayoría cualificada de los Estados miembros.

Con la UE incapaz de sacudirse la «parálisis» que denunciaba Ursula von der Leyen y el éxodo de miles de gazatíes entre los bombardeos, resulta todavía más sobrecogedor conocer que el asalto del ejército israelí a la Ciudad de Gaza «llevará meses; y varios más destruirla por completo» ante la impotencia de la comunidad internacional. La Unión Europea puede apoyarse en su respuesta a Netanyahu en la cobertura que le ofrece la Comisión Independiente de la ONU sobre los Territorios Palestinos Ocupados, que reconoce que Israel «está cometiendo un genocidio» en la Franja, a falta de que un tribunal autorizado abra un eventual proceso para concretar el alcance de la matanza y señale a sus presuntos responsables.

Mientras Gobierno y oposición se enredaban ayer en el Congreso en la retórica, el Rey denunciaba en Egipto el «brutal e inaceptable sufrimiento» de la población gazatí y abogaba sin ambages por la creación de un Estado palestino. viable con Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este. Frente al ruido, resulta crucial aunar fuerzas para redoblar la presión internacional en busca de soluciones a la devastación. Y más viendo que la debilidad de la UE ha dejado en manos de EE UU la capacidad de influencia sobre Israel para poder poner fin al calvario palestino. El problema es que, de momento, Donald Trump parece plegado a Netanyahu. En vez de plantarse ante el asalto a la Ciudad de Gaza, optó por acompañarle a través de Marco Rubio en el Muro de las Lamentaciones para evidenciar «una alianza tan sólida y duradera como esas piedras».