Francisco Aldecoa Luzárraga-El Correo

Catedrático de Relaciones Internacionales en la UCM. Presidente del Consejo Federal Español del Movimiento Europeo

  •  La retirada rusa por la fuerza de Ucrania empieza a ser un hecho y, por ello, van a tomar todas las medidas para evitarlo, incluido crímenes de guerra como la destrucción de la presa

En el libro que acaba de publicar Josep Borrell, ‘El año en que la guerra regresó a Europa’ del Servicio Europeo de Acción Exterior (2023), el Alto Representante reconoce en sus primeras páginas que el objetivo de Putin «no era solo anexionar Ucrania […] él quería también dividir y debilitar a la Unión Europea». Sin embargo, a los casi quinientos días de agresión, podemos subrayar que lo que está ocurriendo es lo contrario. Por un lado, se está fortaleciendo la Unión Europea y su política exterior, no solo en relación a Ucrania y Rusia, sino que la unidad entre los Estados miembros es también cada vez más fuerte y coincide con el apoyo creciente de la mayoría del Parlamento Europeo, así como el apoyo de la ciudadanía europea, medido a través de los Eurobarómetros.

A lo largo de los últimos meses, en nuestra opinión pública se daba por hecho que el apoyo a Ucrania iba a disminuir, especialmente con la llegada del invierno y los efectos que iba a tener sobre la población civil. Sin embargo, ha pasado lo opuesto. El apoyo a Ucrania y a la política europea sobre Ucrania está creciendo y, durante el mes de mayo de 2023, ha habido diversas manifestaciones en algunos Estados miembros como consecuencia de la visita de Zelensky a Berlín, Roma y París, e incluso a Londres. Este impulso del apoyo político comenzó con la presencia de la presidenta Von der Leyen en la celebración del Día de Europa, el 9 de mayo, en Kyiv. Hasta ahora, en Ucrania ese mismo día se celebraba el Día de la Victoria, como en Rusia, conmemorando la victoria de la Unión Soviética sobre los nazis.

Posteriormente, se han dado importantes apoyos colectivos. Concretamente, el 16 y 17 de mayo en Reikiavik, con motivo de la Cumbre del Consejo de Europa, los jefes de Estado o de gobierno de los países miembros han dado un apoyo unánime a Ucrania e, incluso, han iniciado un procedimiento de registro de los daños con objeto de poder iniciar las reclamaciones a Rusia, entre otras medidas. Más tarde, entre el 19 y 21 de mayo en la Cumbre del G7 celebrada en Hiroshima, los líderes adoptaron medidas muy duras contra Rusia y apoyos económicos y políticos importantes a Ucrania.

En ambas citas estuvo presente Zelensky, reforzando la diplomacia ucraniana y subrayando el aislamiento internacional de Putin. De hecho, incluso asistió, entre una y otra, el 19 de mayo, a la Cumbre de la Liga Árabe para conseguir cierta influencia entre los países del sur global, especialmente tras la readmisión del régimen sirio de Bachar Al Assad, aliado de Putin, en la organización tras 12 años de veto por la guerra civil.

El 1 de junio se celebró en Moldavia, en el castillo Mimi en Bulboaca, cercano a Chisinau, la segunda Cumbre de jefes de Estado y de gobierno de la Comunidad Política Europea, donde también participó Zelensky y, además de que los 46 líderes europeos apoyaron a Moldavia, país realmente amenazado, expresaron su solidaridad más completa con Ucrania. Por todo ello, podemos ver que la ayuda política, diplomática, bilateral y multilateral se está reforzando en las últimas semanas.

A ello hay que añadir que la política exterior europea, en un sentido amplio, de alguna manera, se está comunitarizando. Es decir, que decisiones que hasta ahora era imprescindible tomarlas por unanimidad, ahora se está consiguiendo, a través de diversas herramientas, como puede ser la abstención constructiva en el caso de Hungría en relación a las sanciones contra Rusia, que han permitido llevarlas a cabo. También, en la aplicación del artículo 179 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea, en una interpretación amplia, la Comisión Europea propone la compra de 2.000 millones de euros en munición e incluso artillería, decisión que hasta ahora parecía inviable.

El domingo 4 de junio se inició la contraofensiva militar por parte de Ucrania, y que está teniendo muy poca repercusión, hasta ahora, en los medios de comunicación españoles. El lunes no se informó sobre ello. El miércoles se se informó de la explosión de la presa de Nova Kajovka sobre el río Dniéper, pero sin relacionar este hecho con el objetivo ruso de contener la contraofensiva ucraniana. Es decir, la retirada rusa por la fuerza empieza a ser un hecho y, por ello, van a tomar todas las medidas para evitarlo, incluido crímenes de guerra como la destrucción de la presa.

Todos queremos que se inicien negociaciones de paz y alto al fuego, pero ahora es imposible, ya que en esta situación favorecería a Rusia y le permitiría reorganizarse en un momento en el que, claramente, Ucrania está llevando la iniciativa política, diplomática, humanitaria e incluso, en estos últimos días, militar. En las próximas semanas se verá en qué medida los avances ucranianos están consiguiendo resultados y, en todo caso, cuando esto ocurra será el momento de plantear las negociaciones de paz y de alto al fuego.

Creo que es bueno recordar que en la guerra de agresión rusa a Ucrania decir que haya un alto al fuego puede ser una trampa. Si lo hace Ucrania, esta podría terminar desapareciendo o quedando bajo el yugo ruso. En todo caso, sería ir en contra del derecho de legítima defensa que está ejerciendo con efectividad. Sin embargo, lograr un alto al fuego de Rusia y la retirada de sus tropas pondría fin a la agresión. Todas las iniciativas deben de ir dirigidas a conseguir la retirada de las tropas rusas, al menos a la situación anterior al 24 de febrero de 2022.

Por todo ello, podemos decir que, hasta ahora, Rusia no ha dividido a los Estados miembros ni ha debilitado hasta ahora a la Unión Europea ni a su política exterior, sino que ha conseguido lo contrario, como acabamos de ver en las últimas semanas, donde se ha fortalecido la Unión y esta ha conseguido apoyos más amplios como puede ser el del Consejo de Europa, la Comunidad Política Europea o el G7. Sin embargo, todavía no hemos conseguido que este relato llegue a la opinión pública tal y como es.