ABC 03/07/15
· Incredulidad ante la propuesta de Oriol Junqueras, que Duran califica de «comedia»
Si la política catalana ya es por sí misma un mapa muchas veces imposible de leer, el proceso soberanista ha introducido una dosis de confusión notable, hasta el punto de que los propios protagonistas parecen tan perdidos como los ciudadanos de a pie. En este escenario, el protagonismo que han tomado entidades como la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural –motores del proceso desde la movilización callejera– lleva a los partidos que secundan el proceso a realizar unas piruetas para ganarse su adhesión del todo extravagantes.
· Reto a Mas La propuesta del líder de Esquerra debe interpretarse como un desafío personal a Mas, su antiguo socio
Entre estos movimientos, ciertamente incomprensibles para alguien no experto en la materia, se incluye incluso la firma de un protócolo secreto. Según el mismo, un anexo oculto de la llamada hoja de ruta pactada entre partidos y entidades y que se conoció hace pocos días, la ANC y Òmnium se comprometían a apoyar de manera equitativa a CiU y ERC en caso de que estas entidades decidiesen sumarse a sus listas electorales.
Al margen de ello –las entidades están en fase de consulta interna para decidir qué hacen–, la última oferta electoral que se ha puesto sobre la mesa de cara a las presuntas elecciones del 27 de septiembre la ha lanzado Oriol Junqueras (ERC). El republicano, en un órdago que en Cataluña se interpreta más bien como un desafío personal a Artur Mas, ha propuesto que si las entidades soberanistas son capaces de armar ellas solas una lista electoral, los políticos den un paso atrás.
El reto de Junqueras dobla la apuesta que en su momento hizo el propio presidente de la Generalitat. Tras fracasar en el intento de armar una lista conjunta de CiU y ERC, Mas lanzó hace pocos días una reformulación de la idea –de lista única a lista amplia, se explicó en su momento–, un intento de atraerse bajo el paraguas de CiU a miembros de la sociedad civil . Si Mas trabaja en la confección de lo que se ha conocido como la «lista del presidente» –para dejar atrás las siglas de CDC, ahora más bien un lastre–, su oferta a las entidades especulaba con la posibilidad de que él quede en un segundo plano.
Acostumbrados al tacticismo habitual de CDC y Mas, las entidades y el campo soberanista en general recelaron. La ANC y Òmnium respondieron a Mas que en ningún caso apoyarían a una única lista. La propuesta enojó también a ERC, que entendió que Mas volvía a la carga con una propuesta que lo único que pretende es buscar su supervivencia y la de su partido.
Duran: «¡Qué disparate!»
En este panorama, la idea de Junqueras de ir ahora hacia una lista sin políticos ya casi nadie se la tomó en serio. Josep Duran (UDC), ya sin el corsé que le implicaba su alianza con CDC –CiU como tal ya no existe–, lo sintetizaba con la brevedad a la que obligan las redes sociales: «Mas y Junqueras, compitiendo porque no haya políticos en una lista independentista. ¡Qué disparate! Si me creyera esta comedia diría que han perdido definitivamente la cabeza. Seriedad, por favor». Por su parte, Miquel Iceta (PSC) exponía su preferencia de que las candidaturas estén integradas por políticos, que ofrecen más «garantías» que quienes no se dedican a ello.
Por si fuera poco, y en este panorama de fintas, confusión y amagos, la propuesta de Junqueras de lista única se producía horas antes de que «El Periódico» publicase un artículo firmado a medias entre el republicano y David Fernández (CUP). En este, ambos lamentaban que se intente «reducir el proceso soberanista a una sola persona» y una «sola opción». Incredulidad total. Si en el campo soberanista se avanza de sorpresa en sorpresa, en el de las nuevas formaciones de izquierda también reina la confusión: la confluencia de ICV y Podemos –emulando la fórmula Ada Colau– todavía no tiene nombre. Un juego de niños si se compara con los malabares a cuatro manos de Junqueras y Mas.