La infamia sanchista del día estaba perfectamente resumida en el titular de portada de El Mundo: Sánchez pacta que toda España financie la soberanía de los catalanes». Eso es exactamente.

Durante toda mi vida profesional, muy principalmente en los másters que me ha tocado impartir en El Correo y en El Mundo, he tratado de advertir de los peligros que acechan al periodista, especialmente si cultiva el género de opinión. Uno de ellos es el yo del columnista que se manifiesta de diversas maneras. La primera, el uso inmoderado de la primera persona del pronombre personal. Tengo desde hace años el caso de un columnista que incurrió 23 veces en el yo, mí, me, conmigo a lo largo de una pieza de extensión convencional, una vez por cada línea aproximadamente.

Otro error destacable es tratar de demostrar a los lectores que el autor es un buen tipo, empático, solidario y amable, muy defensor de la causa de los desposeídos. Y otro, finalmente, confundir el periodismo con la literatura, dos disciplinas que Oscar Wilde distinguía radicalmente: la literatura no se lee y el periodismo no se puede leer.

Olvidan quienes en él incurren que el periodismo, incluido el de opinión, se basa obligatoriamente en los hechos mientras la literatura admite la  ficción, la fantasía. Me encontré el pasado miércoles pasado con una pieza antológica que firmaba en ‘El Mundo’ David Lema. Se titulaba “Y Feijóo visitó a Puigdemont en Waterloo (I)” título bajo el cual desarrollaba una asombrosa ensoñación que partía de un hecho tan inverosímil como incierto. Que Feijóo, después de su rotundo éxito en el Congreso del PP se plantaba en Waterloo, ante la casa de Puigdemont. Había llegado hasta allí en el maletero de un coche del que salió impecablemente vestido y se puso a dialogar con el Prófugo Número Uno. Pone en su boca palabras que quizá haya dicho Pedro Sánchez aunque no haya la menor constancia de ello pero que serían increíbles en boca de Feijóo.

La ausencia de datos sobre los hechos la compensa con sobreabundancia de datos colaterales perfectamente irrelevantes: la dirección de la casa de Puchi en Waterloo: Avenida del Avocat, número 34, la marca del coche cuyo maletero ocupa Feijóo, un Skoda Octavia, al que no se ha resistido a adjudicarle una matrícula alegórica: 1-O-2017. En fin, toda la pieza está a juego, pero hay algo que me parece aún más preocupante: ese (I) entre paréntesis que sigue al título y que parece amenazarnos con una continuación quizá mañana si alguien dotado de autoridad y algo de sentido común no lo remedia.

Pero ojo, Federico, no sería justo dejar las cosas así. En El Mundo también hay gente que sabe escribir, sin hablar de nosotros, claro. Los oyentes que no hayan leído ayer la columna de Maite Rico, ‘El gallego que mató a Liberty Valance’, deberían volver sobre sus pasos y leerla. Es lo mejor que he leído sobre el sanchismo. Completa, ejemplar y con una economía de medios muy de agradecer.

Gabriel Rufián, entrevistado en El País por el gran Javier Casqueiro, abrochaba la conversación con un titular impresionante: “Por esto no se le puede echar a un Gobierno”. Casqueiro estaba aún disfrutando de las mieles que le había dejado en la boca su descalificación al columnista, también de ‘El País’, Daniel Gascón, reprochándole no haber contrastado su columna con otros medios y otros periodistas. ¿Ves, Federico? Volvemos a lo de antes. Un columnista solo tiene que contrastar su opinión con los hechos en los que la basa. La opinión, naturalmente, es libre. Bueno, yo tengo un recuerdo imborrable de este Javier Casqueiro, de hace ya muchos años, probablemente era muy joven cuando aquello, ya lo he contado aquí. Y aquello fue que tituló un suceso escrito por él con un titular de esos que se te clavan en el alma y te hacen sangrar los ojos. Hay alguna lógica en lo del portavoz de ERC. Que un Rufián defienda a un gobernante beneficiario a título lucrativo de una manfla, un negocio en el que hubo proxenetismo, es bastante coherente.

Mi amigo Juan Carlos Aparicio, que fue un buen alcalde de Burgos y un ejemplar ministro de Trabajo de cuando el modelo no era Yolanda Díaz, me envía una analogía elaborada por él, que tiene su punto.: “Ábalos ha superado al tigre vegetariano. Es un putero abolicionista”.

Y finalmente, como todos los domingos, el gran Gulliver nos ha dejado en mi blog una prueba más de su talento. En esta ocasión, como él mismo decía, tocaba espinela, que le dedica al clan del Peugeot:

No lejos de Sauna Adán

Se juntaron cierto día,

Ábalos, Koldo García,

Pedro Sánchez y Cerdán.

Míralos que majos van

en Peugeot por la meseta,

con la Moncloa por meta.

Surte el diesel Sabiniano,

padre de Bego y pagano.

Y Pedro pone la jeta.