ABC – 12/02/15
· Atenas busca un acuerdo que le permita seguir gastando dinero ajeno hasta el verano.
El objetivo era escuchar, conocer de primera mano –y de forma coherente– cuáles son las peticiones concretas del Gobierno de Atenas. No el acuerdo, con el que todavía nadie sueña. En la reunión de ayer del Eurogrupo en Bruselas no se movieron las posiciones y los ministros se despidieron pasada la medianoche sin haber logrado un mínimo síntoma de entendimiento. Grecia no accedió a admitir que necesita pedir una prórroga de su programa de rescate, a pesar de que caduca a final de mes, y los demás países no quisieron ni escuchar la petición de un crédito-puente sin condiciones. Se dieron cita para el lunes.
El ministro heleno de Finanzas, Yanis Varufakis, entró ayer como una exhalación en el edificio donde tuvo lugar su primera reunión con sus colegas de la zona euro, de modo que los periodistas no pudieron escuchar lo que susurró a su paso. En todo caso, los demás ministros sí habían leído y tomado nota de su última entrevista, publicada ayer por la revista alemana «Stern», en la que dijo que, «si una deuda ya no puede ser pagada, implica inevitablemente una quita y el asunto más crítico en estos momentos es que Grecia no puede pagar su deuda en un futuro próximo».
A quien sí se le escuchó perfectamente es al alemán, Wolfgang Schäuble, que le dejó las cosas muy claras a Varufakis: «Cada país es libre de hacer lo que quiera, pero ya tenemos un programa (de rescate) y, o se finaliza en condiciones, o no tenemos ningún programa». Es decir, que si Grecia no accede a renovar el plan de asistencia de 240.000 millones de euros, con sus condiciones, no hay ninguna otra posibilidad de ayudar al país.
Cuando la reunión se dio por terminada, el presidente del Eurogrupo Jeroen Dijsselbloem admitió que no habían podido ni siquiera pactar una declaración común y aunque no entró expresamente en detalles, de sus declaraciones se podía deducir que el asunto central ha sido la negativa griega a pedir una prórroga del rescate como le pedían los demás 18 miembros de la moneda única. Según versiones diplomáticas, el propio Varufakis estuvo cerca de aceptar las propuestas de los demás socios («prórroga, reforma y fin del programa») pero desde Atenas el primer ministro Alexis Tsipras le ha dijo que no. El ministro griego se lo tomó con deportividad.
El FMI pide paciencia
También la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, que participa en las reuniones del Eurogrupo, tuvo una corta reunión previa con Varufakis que calificó como «un productivo intercambio de puntos de vista», no necesariamente coincidentes, desde luego, por lo que de momento pidió «paciencia», porque «estamos en el principio de un largo proceso de negociaciones».
Algunos ministros como el francés Michel Sapin decían que hay que ser «respetuosos con la decisión democrática de los griegos» en las últimas elecciones, pero sin perder de vista que «Grecia también tiene unos compromisos». España es más estricta a la hora de subrayar que «las reglas son iguales para todos» y que no se puede acusar al gobierno de Madrid de falta de solidaridad cuando ha prestado hasta 26.000 millones a Grecia, sin que ello pueda atribuirse a un interés por cubrir la exposición de los bancos españoles (como es el caso de Alemania o Francia). Además, «ese dinero lo hemos tenido que financiar en condiciones peores que los demás países».
Los expertos consideran que no queda mucho margen de maniobra para llegar a un acuerdo con Grecia, pero hay algunos aspectos en los que se puede encontrar cierta flexibilidad. El primero –y en ello está de acuerdo hasta el mismo Schäuble– en transformar la troika en otra cosa, al menos nominalmente, y el segundo la eliminación de la exigencia de superávit primario en las cuentas públicas. Pero del crédito-puente que Tsipras necesita para cumplir sus promesas electorales no se había visto ni rastro.
ABC – 12/02/15