La UPyD quiso inventar un nuevo espacio político que, ha comprobado ahora, no existe. Al menos, no existe en el centro y en el liberalismo. El PSOE tiene su propio españolismo representado por políticos como Bono. Y el PP tiene españolismo en todas partes y un liberalismo integrado en su propia cúpula. Queda lo que queda. ¿Laicismo, anticlericalismo?
Extraña la evolución que está protagonizando la UPyD. Nació para disputar el centro a la izquierda y a la derecha, sobre todo a la izquierda. Y puede acabar disputando la extrema derecha a la derecha. Nació para enmendar la plana a la izquierda pero con quien está confrontando es con la derecha. Es a la derecha más que a la izquierda a la que acusa últimamente de acomplejada respecto al nacionalismo y dudosamente patriótica, lo que sorprende en el actual contexto político español y más desde un partido centrista, progresista y liberal como eso ha dado a entender que es la UPyD.
Podríamos atribuir a simple electoralismo su llamativo comportamiento. Es el PP el que atraviesa turbulencias internas y parece más fácil encontrar ciudadanos desencantados entre sus votantes que entre los del monolítico y triunfante PSOE. La extrema izquierda está ocupada por IU, y para disputarse el centro, se bastan y se sobran socialistas y populares, y más aún los populares desde el giro impuesto por Rajoy en Valencia. El centro está saturado y no cabe un alma política más.
Pero no creo que sea ese cálculo el que esté llevando a la UPyD a disputarle la derecha al PP. La responsable es más bien su propia indefinición ideológica. La indefinición con la que nació y que la UPyD no ha querido o no ha sabido resolver. Surgió de la izquierda para defender lo mismo que la derecha: la unidad de la nación y la firmeza antiterrorista, las dos grandes debilidades de la izquierda desde la Transición.
El problema es que ese espacio ya estaba ocupado completamente por el PP. Y en lugar de sumarse a él, la UPyD quiso inventar un nuevo espacio político que, ha comprobado ahora, no existe. Al menos, no existe en el centro y en el liberalismo. El PSOE tiene su propio españolismo representado por políticos como Bono. Y el PP tiene españolismo en todas partes y un liberalismo integrado en su propia cúpula.
Queda lo que queda. ¿Laicismo, anticlericalismo? No parece que eso dé para sostener un partido. ¿Más nacionalismo español? Dado el que ya existe en el PP, y hasta en sectores del PSOE, sólo queda un lugar para encontrarlo.
Edurne Uriarte, ABC, 26/6/2008