ETA ha lanzado de manera sistemática acusaciones contra el PNV para vacunar a la izquierda abertzale frente a la tentación de votar a este partido. El recurso ya lo utilizó en el año 2000, y la vacuna no funcionó: su base social no entendía aquellas acusaciones contra un PNV que había pactado con Batasuna, se movilizaba por los presos, había constituido Udalbiltza…
La cúpula política de ETA, en la que se supone que figuran tipos como los Urrutikoetxea, padre e hijo, Jon Salaberria y otros, ha decidido imponer a la izquierda abertzale la abstención y el boicot a las próximas elecciones aún a riesgo de provocar una fuga de votos hacia los partidos nacionalistas, en especial al PNV, como ocurrió en el año 2000.
La cúpula etarra es consciente de ese peligro, aunque se resiste a admitirlo porque tendría que asumir la responsabilidad de haber promovido semejante error y ETA no admite errores políticos si no es al cabo de muchos años, cuando ya no tiene sentido que los suyos le pidan cuentas por ello. «Algunos dicen que ahí, (en las generales de 2000) por primera vez, algunos de la izquierda abertzale dieron su voto al PNV y en las elecciones de la CAV de 2001 repitieron. Otros dicen que la izquierda abertzale respondió fielmente a la abstención. Seguramente los dos dicen la verdad», escribía salomónicamente la dirección de ETA en su boletín Zutabe número 101.
La abstención facilita que muchos seguidores de la izquierda abertzale puedan votar a otro partido sin el sentimiento de traicionar a los suyos. Total, deben pensar, si sus votos se van a diluir en el conjunto de una abstención técnica imposible de interpretar políticamente, no pasa nada por apoyar a aquellas listas que consideran más próximas para hacer frente a los no nacionalistas.
Para evitar esa tentación, ETA lleva desde que rompió la tregua tratando de inculcar a sus seguidores que el PNV, durante el proceso de negociaciones de Loyola, ha traicionado las aspiraciones nacionalistas y se ha puesto del lado español apoyando al PSOE. No es que el PNV tenga algo de culpa en que las cosas no salieran, es que, según ETA, ha sido «el principal responsable de la ruptura del proceso» ya que cometió «una nueva traición a Euskal Herria» por no haberse alineado con Batasuna.
Durante el último año, ETA se ha dedicado a lanzar de manera sistemática acusaciones contra el PNV con el objetivo de vacunar a las bases de la izquierda abertzale frente a la tentación de votar a este partido. Sucede que ese mismo recurso ya fue utilizado en el año 2000 -también entonces la banda responsabilizó al PNV y a EA de la ruptura de la tregua- y la vacuna no funcionó. Al contrario, lo único que consiguió ETA entonces fue confundir a su base social, que no entendía aquellas acusaciones contra un PNV que había pactado con Batasuna, que se movilizaba en favor de los presos, que había constituido Udalbiltza y que había roto con el PP y el PSOE, además de haberse radicalizado.
Florencio Domínguez, EL CORREO, 3/3/2008