El blog de Santiago Gonzalez, 17/11/12
A mi señor conde de Godó, Grande de España. Supongo a nuestra aristocracia por encima de las pequeñas miserias de la vida cotidiana, razón por la que me dirijo a usted con esa mezcla de santo temor y respeto que las almas plebeyas ponemos en nuestros contactos con la nobleza desde tiempos inmemoriales.
El motivo de la presente es darle noticia de un hecho en el que ha tenido un papel protagonista el diario La Vanguardia. Hoy, 16 de noviembre, varios periódicos españoles publican un anuncio en el que se reproduce el manifiesto ‘Con Cataluña, con España’ que una serie de profesionales, universitarios, escritores y otras gentes de vida disoluta encabezamos con el fin de alertar sobre los peligros que la secesión de Cataluña traería para la propia Cataluña y para el conjunto de España.
Cuando la agencia encargada de su inserción llamó a los periódicos para reservar la página, dos de ellos, La Vanguardia y El Periódico, expresaron que querían ver el arte final antes de reservar el espacio. En la España de su Grandeza, señor conde, la censura previa desapareció en pleno franquismo, gracias a la Ley de Prensa e Imprenta 14/1966, de 18 de marzo, también llamada ‘Ley Fraga’. Me pregunto qué tipo de sociedad de libertades sería una Cataluña independiente, en la que los periódicos exigieran ver el texto de los anuncios antes de comprometerse y donde suscribirían editoriales conjuntos, como las emisoras españolas conectaban con Radio Nacional a la hora del Parte. Por cierto, a los diarios que suscribieron en número de doce el famoso editorial contra el Tribunal Constitucional, ¿se les deberá llamar ‘periódicos adocenados’?
Una vez remitidos los originales tal como pedían los dos (y solo los dos) diarios de Barcelona, La Vanguardia hizo saber a la agencia que entre los firmantes había políticos y que dada la naturaleza del texto, al mandante, la Fundación para la Libertad, tendrían que aplicarle el tratamiento de un partido político y que, en consecuencia, no podrían aplicarle el descuento habitual del 50%, sino sólo el 25%. Se trataba de una falsedad palmaria. Entre los 44 primeros firmantes del manifiesto no había un solo político en activo. Puedo decírselo con conocimiento de causa, porque fui yo quien elaboró la lista y se encargó de pedir las firmas. Desde que la página web está colgada en internet para recoger adhesiones se han recibido 1.500, y lo que, con el debido respeto le rondaré, señor conde.
La agencia respondió que debía recibir instrucciones de su cliente, y éste decidió retirar el anuncio. Ayer, a mediodía, el departamento de Publicidad de su periódico volvía a dar señales de vida para hacer una nueva oferta: ¿Qué tal si les descontamos el 40%?
Usted me perdonará el casticismo, señor conde, pero desde que tengo potra no he visto otra. Tal vez su periódico tenga vocación de gran periódico europeo, pero tiene maneras que son más popias de zoco marroquí. Hace unos días, su columnista Juliana escribió una pieza notable para ponderar como interesante y “victoria del catalanismo” el llamado ‘Manifiesto de los 300′ que había publicado El País, en el que se hacía la contraoferta (virtual) de otra financiación con ordinalidad y federalismo para calmar el prurito soberanista que al parecer se ha extendido mucho en Cataluña. Juliana respondía con otro casticismo: “A buenas horas, mangas verdes”, locución española donde las haya, acuñada en tiempos de la Santa Hermandad, cuyos hombres llevaban las mangas de dicho color y tenían fama de llegar tarde a todas partes. Pues eso, a buenas horas el 40%.
Verá, el anuncio que reproduzco arriba ha sido publicado esta semana por el periódico de su propiedad. Vaya por delante que no le afeo su inserción ni me mueve el puritanismo. ‘Non olet’, dijo Vespasiano en frase que creó escuela. Quiero creer que el departamento de Publicidad de La Vanguardia no exigió el texto antes de comunicar a la anunciante si lo aceptaba o no. Puede que en su periódico lo hayan considerado libre de todo prejuicio político, aunque desconozco si se ha beneficiado del descuento máximo que al manifiesto ‘Con Cataluña, con España’ se le negó.
Repare, sin embargo, que en dicho anuncio se yuxtaponen tres conceptos o virtudes que adornan a la señorita de Sitges anunciante: ‘catalana’, ‘de lujo’ e ‘independiente’, cualidades que han podido llevar al poco versado president Mas a la convicción de que la independencia catalana está abocada al lujo, cuestión más que discutible, como señala la mayor parte de la gente autorizada. En algún artículo tengo escrito que no se debe confundir ‘autodeterminación’ con determinar comprarse un auto, aunque sea SEAT. Deberían releer el anuncio de la señorita catalana independiente de lujo, ese “volverás… cariño”. ¿Y si el cariño no vuelve?
Señor conde de Godó, con Grandeza de España, esto es lo que hay: me temo que el bilingüismo nos está llevando a olvidar la pronunciación correcta de la jota. Con el debido respeto.
El blog de Santiago Gonzalez, 17/11/12