LUIS GARICANO Y TONI ROLDÁN – EL MUNDO – 10/06/16
· La mejor vía para defender el Estado del Bienestar es, según los autores, reformarlo para conseguir gobiernos estables y honestos que trabajen por fortalecer a una clase media depauperada y desilusionada.
España se encuentra en situación de bloqueo: dividida, débil, sin un proyecto común. Las divisiones sociales, entre regiones, entre generaciones se agudizan en una sociedad con más de la mitad de los trabajadores condenada al paro o a la precariedad. La corrupción debilita el respeto a las instituciones.
La desilusión con la política y la falta de oportunidades empuja a muchos a la indiferencia y al cinismo. Algunos, desesperanzados, piensan en taparse la nariz y votar por lo «malo conocido». Otros quieren rescatar ideas y proyectos fracasados del pasado.
Este dilema entre unos partidos obsoletos y una opción populista y liquidacionista se plantea en similares términos en muchos otros países occidentales. Los viejos partidos, con sus pesadas mochilas e inercias creadas durante años en el poder y sus preferencias ideológicas obsoletas, aparecen paralizados, incapaces de ofrecer respuestas flexibles y efectivas a los retos a los que nos enfrentamos.
En el otro extremo, Donald Trump, Marine Le Pen o Alexis Tsipras lideran una nueva vía populista que emerge con fuerza. Esta vía se caracteriza por ofrecer respuestas simples a problemas complejos. Contra el paro prohibamos la llegada de inmigrantes o creemos millones de puestos públicos. Contra la desigualdad acabemos con «la casta» o los oligarcas. Contra el terrorismo, demonicemos a los musulmanes. Contra las crisis financieras, tomemos el control de la banca. Contra la deuda, dejemos de pagar.
La vía liquidacionista se alimenta del miedo y del rechazo. Su propia esencia se basa en la dialéctica de la confrontación y la división. Es conservadora y profundamente regresiva. Y sus resultados acaban perjudicando a los más débiles, como vemos hoy en Grecia o Venezuela.
Frente a este dilema entre inmovilismo y liquidacionismo, está emergiendo a lo largo y ancho del planeta una esperanzadora nueva vía que podríamos denominar la vía de las oportunidades. Desde Chile, con el movimiento Ciudadano liderado por Andrés Velasco, a Italia, de la mano de Matteo Renzi; desde Canadá con Justin Trudeau, hasta Francia con Enmanuel Macron, nuevos líderes políticos rompen los moldes de la vieja política.
Todos ellos tienen mucho en común: todos quieren acabar con el bloqueo de unos partidos agotados y sin ideas y cambiar lo que no funciona. Pero quieren hacerlo desde la moderación, desde el reconocimiento de la complejidad, desde el respeto a las leyes. Rechazan las respuestas pre-establecidas, las recetas maximalistas, los remedios mágicos y prefieren soluciones concretas, dialogantes, constructivas y realistas que respondan a los problemas reales de los ciudadanos, sin dejar de ser ambiciosas.
Por ejemplo, Emmanuel Macron, del ala más reformista de la socialdemocracia francesa, habla abiertamente de romper con la estéril división de izquierdas y derechas que mantiene al país bloqueado sin poderse reformar. El lema de Macron, «Desbloquear Francia», sirve particularmente bien a España, un país donde los grandes partidos no se hablan entre sí. España tiene mucho que aprender de la vía de las oportunidades.
Para defender el Estado del Bienestar es necesario reformarlo. La vía de las oportunidades quiere defender el Estado del Bienestar con la misma intensidad que cualquiera de sus rivales políticos, pero entiende que para poder sostenerlo hay que reformarlo. Por ejemplo, Matteo Renzi propone cambios profundos e innovadores en el mercado laboral, como el contrato único, para que los trabajadores precarios (también muy numerosos en Italia) puedan tener también la oportunidad de acceder a una vida laboral estable.
La vía de las oportunidades entiende que, en un mundo de economías abiertas, solamente podremos vivir mejor si logramos ser más productivos; que para poder mantener un Estado fuerte, necesitamos unas cuentas saneadas y respetar la restricción presupuestaria; que para que los mercados funcionen es necesario regularlos, y asegurar que existe competencia y que no hay captura política.
Los retos del futuro son también oportunidades: Es fácil desanimarse frente a los nuevos retos. La incorporación de nuevos gigantes a las cadenas de producción globales, las transformaciones en el mundo del trabajo, los cambios demográficos y medioambientales, las migraciones y la crisis han puesto a prueba los frágiles equilibrios políticos y sociales existentes de los viejos estados nación. Justin Trudeau, el líder liberal canadiense, plantea ver estos retos como oportunidades: los refugiados como oportunidad para el crecimiento económico; el calentamiento global, como oportunidad para reconstruir la nueva economía.
Para España, el reto clave del futuro es reformar radicalmente la educación y la formación. Tras cuarenta años de democracia, el fracaso de nuestro sistema educativo lo convierte en un motor de desigualdades en vez de un motor de igualdad social. Ningún país en Europa, incluyendo muchos más pobres que España, tiene un mayor índice de fracaso escolar. Sólo dos países tienen mayor tasa de repetición. Nuestros estudiantes siguen fracasando con el inglés, algo tan básico para conseguir empleo en la economía global como saber leer o escribir. Debemos convertir este reto en la oportunidad para forjar un gran pacto educativo para una generación.
Poner las instituciones al servicio de los ciudadanos, porque los ciudadanos demandan más participación y transparencia frente a la opacidad, y los abusos de la vieja política. La vía de las oportunidades plantea profundas reformas institucionales que pongan a los ciudadanos en el centro de la acción política. Andrés Velasco, del movimiento Ciudadano de Chile propone abrir las instituciones a los ciudadanos y despolitizar los órganos de poder copados por los viejos partidos.
Reformar las instituciones debe permitir a los ciudadanos salir adelante sin enchufes o privilegios, sin que sea necesario ser amigo del concejal de urbanismo. La Administración debe tratarnos como si fuéramos sus clientes y sus jefes, que lo somos. Ya basta de instituciones obsoletas y cargas burocráticas y fiscales excesivas que malgastan los frutos del esfuerzo de autónomos y los emprendedores.
Un futuro mejor es posible para España. Este futuro no pasa por el inmovilismo que considera la corrupción y la precariedad como realidades imposibles de modificar. Tampoco por el liquidacionismo que rechaza cuarenta años de progreso.
El futuro pasa por la vía de las oportunidades: eliminar trabas, eliminar barreras de acceso, abrir caminos a los parados, los estudiantes, los emprendedores y autónomos que batallan por llegar a fin de mes, a los trabajadores con contratos basura, a las mujeres que se sobreponen a las adversidades, a los mayores que quieren seguir aportando. Abrir esta vía de las oportunidades es necesario para reconstruir la clase media, invertir en un futuro mejor para todos y conseguir un gobierno honesto y transparente, al servicio de todos.
El talento y la capacidad para hacer cosas grandes ya está en la sociedad. ¿Cuántos proyectos, sueños y esperanzas tienen que quedarse en la cuneta para que nos decidamos a cambiar?
Luis Garicano es responsable de Economía, Industria y Conocimiento en Ciudadanos. Toni Roldán es candidato al Congreso por Barcelona por Ciudadanos.