EL CORREO 26/05/2013
· Otegi, dirigente de Sortu, «devora» libros, estudia Derecho e inglés y tiene una importante lista de petición de visitas.
«Es un preso modélico. No da problemas». El futuro de Arnaldo Otegi, de 54 años, se debe resolver en las próximas semanas. El exportavoz de Batasuna y en la actualidad secretario general de Sortu, condenado a seis años y medio por intentar reflotar la coalición ilegalizada a través de la plataforma Bateragune, tiene pendiente que el Tribunal Constitucional decida si debe o no seguir en su celda de Logroño. Los magistrados de la Sala Primera han aceptado revisar su caso y dilucidar si el Supremo hizo bien o mal al ratificar la culpabilidad que había dictado la Audiencia Nacional. Antes de comenzar a evaluar el fondo del asunto, los jueces del TC tienen que decidir si Otegi merece esperar la decisión fuera del centro penitenciario o si debe continuar en la cárcel, como exige la Fiscalía. La petición de libertad condicional tanto del dirigente de Sortu como del exlíder del sindicato LAB Rafa Díez Usabiaga está ya en manos de los respectivos ponentes. Una de esas resoluciones llevará la firma del presidente del alto tribunal, Pascual Sala.
A la espera de un dictamen que las defensas confían en que se materialice antes de las vacaciones de agosto, Otegi prosigue con su rutina dentro de la cárcel. Como un recluso más. Según quienes en algún momento de los últimos casi cuatro años –fue detenido y encarcelado a finales de 2009– le han tratado, el secretario general de Sortu «devora» libros –se ha apuntado al club de lectura de la prisión– y todas las informaciones de periódico a las que tiene acceso. Dicen que está al día de la actualidad política y que es capaz tanto de mostrar su «preocupación» por el futuro de la «izquierda europea», como de interesarse por cómo gobierna Martin Garitano la Diputación de Gipuzkoa o de lamentar que, tras el final de ETA, las relaciones entre los partidos vascos, en especial la de Sortu y el PP, «no hayan avanzado más».
Pero no sólo la política ocupa su tiempo. También está matriculado en la UNED. En la universidad a distancia está realizando los cursos iniciales de Derecho y recibe también clases de inglés. Quienes han conversado con él aseguran que tiene fama de «buen estudiante» y que está enfrascado con el Derecho Romano.
Lo del idioma obedece a una promesa. Miembros de la izquierda abertzale reconocen que tras su detención en San Sebastián, el exportavoz de Batasuna se comprometió a que, a su salida, dominaría la lengua de Shakespeare. Algo de lo que no todos en Sortu están convencidos. Para comprobarlo, muchos de los componentes de la nueva marca de la izquierda abertzale deberán esperar a que Otegi quede en libertad, ya sea de forma provisional o una vez concluida su reclusión en 2016. Buena parte de la dirección independentista no puede ir a visitarle ya que figura en algunas de las causas aún pendientes en los tribunales, como el sumario de Batasuna o la financiación de ETA a través de las herriko tabernas.
Lo que sí lleva a rajatabla el líder abertzale, insisten las mismas fuentes, es la práctica de deporte en el gimnasio. Su afición por prácticas como la pelota vasca le han llevado, de hecho, a protagonizar alguna de las escasas polémicas en las que se ha visto envuelto en la cárcel. Hace un año, a través de la cuenta de Twitter a su nombre y que gestiona su hijo Hodei –el dirigente independentista no dispone de acceso a Internet– se divulgó una foto en la que se le veía junto al pelotari Titín. La imagen había sido tomada en 2011, pero obligó al deportista profesional, que también es concejal del PP en La Rioja, a negar que fuera «amigo» del exportavoz de Batasuna o que hubiera ido a visitarle a la cárcel.
Mayores consecuencias para Otegi supuso la grabación de un mensaje de apoyo a EH Bildu que se emitió en las últimas elecciones autonómicas. Aprovechando una de las conversaciones telefónicas que puede mantener con sus familiares –una llamada cada día, sin posibilidad de acumularlas–, pidió el voto para la coalición. Su voz se escuchó en el principal mitin de la campaña, infringiendo el reglamento penitenciario, lo que le conllevó un castigo. Se le mantuvo doce días en aislamiento, se le impidió un ‘vis a vis’ que tenía concedido con su mujer y se le bloquearon las comunicaciones.
«Altibajos»
Igual que los demás reclusos, el secretario general de Sortu tiene un estricto régimen de visitas. Además de las llamadas por teléfono y los contactos íntimos, tiene derecho a un encuentro con la familia cada fin de semana por espacio de cuarenta minutos. Al margen, tiene la posibilidad de que se le autoricen otros encuentros, aunque también muy pautados. Si se le conceden, en periodos de seis meses puede mantener reuniones individuales con hasta un máximo de diez personas. Esas citas deben ser requeridas ante Instituciones Penitenciarias para que dé el visto bueno. Algunos de los que han cumplido el trámite aseguran que la lista de espera ha superado, en ocasiones, un año completo.
Fuentes conocedoras de la vida de Otegi en prisión sostienen que sólo hay un detalle que diferencia al exportavoz de Batasuna del resto de los internos en Logroño: dispone de un número de abogados acreditados superior a lo habitual. Su defensa está encabezada por Jone Goirizelaia. Todos los letrados cuentan con un certificado de la Audiencia Nacional y se reúnen con él en una sala en la que están separados por un cristal y rejas.
Quienes le han tratado aseguran que se muestra «animado», aunque no dudan de que también pasa por «altibajos». Dicen que Otegi ha acabado por «asumir» que su estancia en prisión será prolongada, después de que, en un principio, pensara que podía quedar en libertad «mucho antes». Explican que estaba convencido de que el final de ETA facilitaría cambios en la política penitenciaria. La libertad provisional para el secretario general de Sortu depende ahora de los seis magistrados de la Sala Primera del Constitucional.
El dictamen se espera para antes de que acabe julio, si la renovación de cargos en el TC no se interpone. La Fiscalía ya ha dicho que no lo cree oportuno y que su salida de prisión no se ajusta a lo que dice la ley y al criterio que, con anterioridad, ha seguido el propio Constitucional. Toca esperar.
EL CORREO 26/05/2013