IGNACIO CAMACHO – ABC – 06/07/16
· Medio año de Gobierno en funciones: más PIB y menos paro. Hay estructura civil bajo el entoldado volátil de la política.
El paro baja y el PIB crece: balance de medio año sin Gobierno en España. La temporada de verano ha generado el mayor aumento de contratos estacionales desde que comenzó la crisis y eso no parece un síntoma de desconfianza económica. El dato podría ser similar con un Gabinete en pleno ejercicio, pero difícilmente resultaría más positivo. En un país de razonable seguridad jurídica, la sociedad dispone de autonomía suficiente para funcionar sin ansiedades al margen del Estado. Existen, claro, inversiones de alto nivel que para concretarse necesitan un marco político definido, pero sólo desde un alarmismo interesado se puede proclamar que el semestre de bloqueo institucional ha colapsado la vida española. Sensu
contrario, hay muchas posibilidades de que la próxima legislatura sea bastante más inestable con un Ejecutivo en minoría, sometido a frecuentes derrotas parlamentarias y a la revisión derogatoria de las leyes del anterior mandato. Los agentes económicos que lamentan el largo vacío de poder van a tener ocasión de añorar este raro interregno en que la nación ha demostrado su capacidad y madurez para administrarse a sí misma.
La clave de la estabilidad del período en funciones reside en dos factores. El primero es la descentralización del poder y los recursos públicos, cuya gestión cotidiana descansa en la estructura autonómica. El segundo y esencial consiste en que el presupuesto de 2016 estaba en vigor pese a las críticas recibidas cuando fue aprobado. Sobre esas dos vigas maestras ha descansado la normalidad del país en estos meses de incertidumbre política. No se ha roto nada y la mitad de los españoles no ha podido sentirse agredida por un Gobierno de la otra media.
Eso sí, el tiempo feliz se acaba. El presupuesto rige hasta diciembre, pero el de 2017 hay que redactarlo y negociarlo en otoño. Las bases técnicas las puede elaborar Hacienda sin mayor problema; para las políticas se necesita un liderazgo. Los papeles de Gobierno y oposición deberían estar repartidos en verano, en septiembre lo más tarde. Más allá empezarán los problemas. No insolubles ni dramáticos, pero problemas. Europa espera un ajuste del déficit y eso tiene plazos limitados. Las autoridades comunitarias tendrían menos prisa si hubiese ganado la izquierda y los ministros de Podemos fueran a ponerse a tocar el cuadro de mandos. Aliviado ese peligro, aguardan noticias de un país sensato.
Habrá que dárselas, pero tal vez echemos de menos la calma de este intervalo. Un paréntesis que acaso España necesitase para recuperar músculo civil y energía autónoma. Para autodemostrarse, frente al relato nihilista de la catástrofe, que hay una estructura sólida de país bajo el entoldado crispado y volátil de la política. Para certificar que el tono vital de una nación seria no lo marca la ideología de su Gobierno, sino la consistencia de su sociedad y de su Estado.
IGNACIO CAMACHO – ABC – 06/07/16