La violación

Juan Carlos Girauta-ABC

  • La equivalencia es tan limpia -tan sucia, quiero decir- que para no verlo tenéis que ser muy tontas vosotros y vosotras

Es curioso que la peña posmoprogre, con todos sus estudios de género, no haya reparado en la evidente naturaleza simbólica del Putin violador. Ya tú sabes: déjate hacer, sufrirás menos. No te resistas o te haré más daño. Y bofetada y puñetazo que te crió, y otro más, porque te voy a hacer mía quieras que no, Ucrania. A fin de cuentas siempre has sido mía. ¿O acaso no tienes memoria? Con la de cosas que hemos vivido juntos… Tú eres yo y yo soy tú.

En fin, esas y todo el resto de cerdadas que reproducen, ligeramente maquilladas, un hatajo de activistas, políticos y periodistas. Supurando nacionalismo, ideología que siempre es guerra y muerte.

Es que es raro, demasiado raro, unidaspodemas. La equivalencia es tan limpia -tan sucia, quiero decir- que para no verlo tenéis que ser muy tontas vosotros y vosotras. Y eso sí que no me lo imaginaba. Nunca os tuve por tal.

Que queríais demoler nuestra democracia liberal, vaya si lo sabía. Que en cierto punto os sedujo el poder aquí y ahora, también. Y que por el camino no habéis hecho ascos a los ahorcadores chiítas de homosexuales. Y que os patrocinaron los torturadores neobolivarianos, neomarxistas y neonarcos. Pero otra cosa es la cortedad de miras. Esa nunca os le supuse.

Eh, yo sé que ahí hay unas lecturas. Me consta el influjo de Ernesto Laclau y su señora esposa. Sé que manejabais con cierta soltura la jerga de todas y cada una de las ‘demandas’ encadenadas con las que vuestro populismo ha logrado la hegemonía cultural global. Vuestro en el sentido de que pertenecéis a él, no de que os pertenezca a vosotros. A vosotros os van a barrer del Gobierno en cuanto puedan, y luego no os votará ni Dios. No pasa nada por eso, al menos os presentáis a las elecciones.

El totalitarismo, en sus distintas vertientes, demostró de sobra durante el siglo pasado lo moldeable del lenguaje. La propaganda puede hacer que las palabras signifiquen su contrario, qué os voy a contar. Como cualquiera, habéis leído a Orwell. A diario demostráis que se puede seguir llamando fascistas a los defensores del Estado democrático de Derecho y antifascistas a sus más violentos enemigos. En cuanto a ‘libertad’, ningún retorcimiento del vocablo puede sorprendernos.

‘Liberar’ a Ucrania del zarismo significó la muerte por hambruna de millones de seres humanos, canibalismo, atrocidades inimaginables. ‘Liberar’ a Ucrania de ‘nazis’ como el judío Zelenski justifica la invasión, el bombardeo masivo y la amenaza de un infierno nuclear. La exitosa prostitución de los significantes está en vuestro ADN comunista, y los logros de Willi Münzenberg siguen tan operativos como hace un siglo.

Eso sí, el único marxista cuyas teorías funcionan es Laclau, y el precio ha sido liquidar el marxismo teórico. Ya, ya, todo eso lo conocéis mejor que yo. Pero, ¿es posible que la ‘cadena de demandas’ no se rompa cuando tenéis delante una violación a gran escala?