La zanahoria es la república

JUAN CARLOS VILORIA-EL CORREO

Si sigue abierta la fractura que cosió Aznar, el bloque de la izquierda será imbatible

Mientras Pablo Iglesias agite el señuelo de un horizonte republicano tiene bastantes posibilidades de mantener unido el bloque de la investidura que garantice el poder a Pedro Sánchez y a Podemos una influencia muy por encima de su fuerza electoral. El espejismo republicano se ha convertido en un poderoso elemento de cohesión de todas las fuerzas minoritarias que hasta ahora hacían la guerra por su cuenta. República como sueño y república como señuelo. Porque tiene un valor político formidable ya que establece un nexo de unión, un horizonte, entre el populismo, el nacionalismo, el republicanismo nostálgico, el comunismo, la extrema izquierda y, en general, todo el magma de descontentos por la tenaza de la crisis económica y la crisis sanitaria.

La matraca antimonárquica y la insistencia en constituir una comisión de investigación contra don Juan Carlos no es casual. El primer efecto es agudizar la tensión política que presenta a Podemos como vanguardia de un movimiento rupturista que vuele los puentes con la Transición. Esto ya lo diferencia de su socio en el Gobierno. Galvaniza además a los más activistas y abre un surco profundo entre las dos Españas, necesario para mantener viva la memoria histórica de una parte. Pero la secuela más ventajosa para Iglesias y Sánchez es que ha logrado insuflar energía reactiva a una parte del electorado de la derecha que se ha agrupado en torno a Santiago Abascal, desgajando del electorado conservador un bloque esencialista que garantiza la división de la derecha por mucho tiempo.

La estrategia de la provocación ha funcionado. Mientras siga abierta la fractura que cosió Aznar, el bloque de la izquierda será imbatible. No hay más que recordar la voladura de UCD desde dentro con los Herrero de Miñón como artificieros para pronosticar el futuro. Aquel harakiri de la derecha abrió de par en par la puerta de La Moncloa a la izquierda durante casi cuatro legislaturas. La voladura de la derecha por Abascal, salvando las distancias, apunta en la misma dirección. El líder de Vox también persigue la zanahoria en sentido contrario y lleva a los suyos en la dirección equivocada; la que quiere Pablo Iglesias. Equivocada porque en España no hay un debate entre monarquía o república. Hay un debate sobre la clase política. Sobre su preparación, su eficacia, su solvencia. La monarquía constitucional funciona. Da estabilidad, buena imagen y cohesión. La mayor parte de los políticos profesionales no pueden decir lo mismo. Según el CIS el tamaño de la zanahoria es el 0,3% (el porcentaje de españoles preocupados por la monarquía). Y sin embargo parece un elefante.