DAVID GISTAU, ABC – 20/11/14
· Una constante de este gobierno es la progresiva sustitución de las personalidades fuertes por otras más dóciles con el afán de control absoluto de la vicepresidencia.
Esto tiene el inconveniente de que a veces, al necesitar a un orador con carácter que rebata un infundio repugnante, el gobierno se encuentra con que sólo dispone de un oficinista balbuceante como Catalá. El infundio lo puso en circulación Errekondo, tosco de dicción y de manazas, cuando sugirió que a Josu Muguruza lo asesinaron los servicios del Estado. Catalá, con la retórica huera de los tecnócratas y con un tono de voz como de no molestar en el cine, ni siquiera fue capaz de responder que para ese asesinato resuelto ya hubo una sentencia que dio por demostrada la iniciativa de ultras con voluntad de venganza. Lo que hizo fue decir que el Estado siempre paga las indemnizaciones, como admitiendo tácitamente. Y luego colocó un precario «creo» en su alegato legal: «creo» que aquí se respeta la ley. No debe extrañar que Errekondo sonriera en su escaño, atónito ante el gol en propia puerta que acababa de concederle su primera victoria parlamentaria en toda la legislatura. Contra Gallardón querría haberlo visto ayer.
Sobre otra zona oscura del Estado versó la pregunta del diputado de CiU Guillaumes, que siempre me recuerda a Bobby Bacala y que en su intervención hasta contó un chiste por el que pareció que pedía una oportunidad como monologuista a lo Seinfeld. O a lo Eugenio, como apuntó Jabois por el acento: «¿Saben aquel que diu que Trías tenía una cuenta en Suiza?». Guillaumes preguntó a Fernández Díaz si el ministro del Interior filtra a la prensa dosieres de desacreditación de políticos nacionalistas en el contexto de la reacción contra el independentismo. Dosieres que a veces son embrionarios, que corresponden a investigaciones apenas comenzadas, o directamente contienen informaciones falsas.
El de Trías, Fernández Díaz lo ubicó en el primer supuesto: una investigación inmadura propiciada por una información recibida en la UDEF y trasladada a la fiscalía. Luego, para rebatir la acusación de filtrar, el ministro puso la voz de indignación moral y afirmó que no existe el periodista que lo haya identificado como fuente. Me temo que esto no es cierto. Este cronista estaba presente en el plató cuando el actual director de «El Mundo» afirmó en «Espejo Público» que la filtración acerca de Trías provenía del ministerio de Interior. Lo mismo salió publicado antes en un editorial en el que el periódico dijo que, de constituir un error la información acerca de Trías, la pelota estaría «en el tejado del ministro».
Mi deformación cinematográfica me inspira ahora la imagen de Fernández Díaz esperando a un periodista en un garaje, con una gabardina y un sombrero calado, uniforme oficial de Garganta Profunda en la versión que no es porno.
Por lo demás, la vicepresidenta y Hernando libraron una de esas reyertas endogámicas acerca de quién es menos transparente. Ruido estéril de grillera. Y Rajoy conminó a Snchz para que se deje de eslóganes. Comparto una duda del presidente: ¿qué diferencias hay entre un supuesto Estado federal que no sea asimétrico ni confederado y el actual de las Autonomías?
DAVID GISTAU, ABC – 20/11/14