- Poco le ha durado a Mónica Oltra esa alegría de sombrerito y escenario. La han dimitido
Decimos bien, recordando a Don Manuel Fraga cuando, al decirle que fulanito había presentado su dimisión, respondió tajante «es un eufemismo». Oltra ni dimite ni se va. La echa Ximo Puig, la echa el PSOE, la echa en parte Compromís y la echa, en definitiva, Pedro Sánchez, de profesión. «A ti no te conozco de nada» que deja en mantillas la célebre frase de Rajoy «ese señor del que usted me habla». Incluso Pedro y su tablao de palmeros son conscientes del coste político que supone sostener a una imputada por presunto encubrimiento en algo tan feo como un caso de abuso de menores tuteladas.
Aquí no había resquicio por el que huir y lo del «van a por nosotras» o «la extrema derecha nos persigue» ya no cuela. ¿O es que fiscalía es de extrema derecha? Y los delitos por los que condenaron al ex de Oltra, ¿qué? ¿Todo se ha convertido en extrema derecha, orates de curso de masturbación infantil?¿Tan sesgado es vuestro criterio que no sabéis reconocer que cuando se imputa a alguien, máxime con vuestro draconiano código ético, lo elegante para mejor defenderse es dimitir motu proprio?
El problema es que los comunistas se creen poseedores de una superioridad moral que dista a años luz de la nuestra, la de los currantes, la de quienes trabajamos para pagarles sus sueldos y su lujoso tren de vida, la de los que nos estremecemos pensando que un adulto pueda ponerle las manos encima a una criatura, la de la mayoría de españoles, incapaces de tolerar semejante infamia. Ah, pero el rojerío de salón son licenciados en teatro y en martirologio.
Saben mucho de sobrecitos, ora con balas, ora con navajitas – ¿en qué paró aquello?, pregunto, que Yolanda Díaz salió llorando -, hablan de alertas fascistas, gritan por una pintada en la carretera o porque alguien ponga el himno nacional y ahora, como ha hecho Oltra, se despiden entre lágrimas, “con los dientes apretados” y “con la cara bien alta”. Vayamos por partes. Los dientes apretados los tienen hace tiempo las muchachas que se han visto sometidas a abusos estando bajo la tutela de la administración.
La justicia, señora, eso que regula y nivela a todos por igual y e impide que nuestra sociedad sea una jungla en la que aquel que tiene más gente dispuesta al jarabe democrático o al escrache se haga con el poder
Usted se podrá ir como quiera, pero lo cierto es que la justicia, independientemente de quién interponga la querella, ha decidido que ve indicios. La justicia, señora, eso que regula y nivela a todos por igual y e impide que nuestra sociedad sea una jungla en la que aquel que tiene más gente dispuesta al jarabe democrático o al escrache se haga con el poder. Dice usted que su caso pasará a la historia de la infamia. Si se refiere a la escrita por Borges, lo dudo.
Si se refiere a la criminal, ya lo dirá el juez. Pero sus lágrimas de rabia por no haberse salido con la suya, por comprobar que incluso a los seres de luz como usted les alcanza la ley, por verse arrancada de poltrona, sueldazo y prebendas, están ya en la historia de la desvergüenza, del descaro y de lo que jamás debe hacer un político, a saber, teniendo un código que le obliga a dimitir estando imputado, no hacerlo. Lo mismo que Ada Colau. Dios las cría y ellas se juntan.
A ver qué cosas chulísimas hacen ahora con Yolanda Díaz, que parece haber enmudecido. Y ahora, como demócrata que cree en la separación de poderes, deseo que pueda usted aportar todas las pruebas que confirmen su inocencia y, caso de sentenciarse así, que vuelva a ejercer en política. Pero hágalo con humildad y ahórrenos bailecitos y lágrimas caimanescas. Ah, y no se fíe de sus compadres. Al fin y al cabo, son como usted.