EL MUNDO, 10/2/12
El periodista Gorka Landaburu ha asegurado en la Audiencia Nacional que nunca pensó en dejar de ejercer su profesión tras el atentado con paquete bomba que sufrió en su casa de Zarautz (Guipúzcoa) el 15 de mayo de 2001. «Soy periodista. Me habéis destrozado las manos, me habéis dejado ciego del ojo izquierdo, cicatrices por todo el cuerpo… Pero os habéis equivocado, no me habéis cortado la lengua», ha dicho dirigiéndose a los etarras.
Landaburu, que ha declarado sin protección ante dos de los etarras acusados de enviarle un sobre explosivo que le seccionó cuatro dedos de una mano, ha asegurado ante el tribunal que, tras el atentado, tampoco se le pasó por la cabeza abandonar el País Vasco, al que había vuelto en 1972 después de que sus padres se exiliaran en París. «Mi padre y mi madre tuvieron que irse de este país por razones que les tocó, a mí nunca me vais a echar de mi país. Me quedo luchando por la libertad y la paz en Euskadi», ha afirmado.
Durante su declaración, en la que se ha mostrado muy tranquilo, el periodista ha explicado que no sospechó del paquete porque llevaba el anagrama de la asociación empresarial Elkargi, que le enviaba periódicamente su revista, y que no lo abrió en el salón junto a su hijo y su mujer, como hacía habitualmente, porque ese día estaba «muy cansado» debido a que había estado cubriendo la noche anterior las elecciones vascas.
Así, cogió el paquete-bomba en la mañana del día siguiente, cuando salía de la ducha «en paños menores» y se encontraba solo en casa: «Pasé por delante, me acerqué (…), abrí el sobre y me explotó. Y me dije: ‘Me han pillado». Después bajó la escalera de caracol de su casa y, tras mirarse en el espejo, abrió la puerta y acudió a la casa de un primo carnal que vivía en la casa de al lado. «Ángel, llama a la ambulancia», le dijo. Después su primo le vistió y lo trasladaron al hospital.
El ‘Txakurra’ de la pluma
Landaburu también ha detallado ante el tribunal de la Sección Segunda de la Sala de lo Penal que juzga estos hechos que antes de que se produjera el atentado él y su familia sufrió una auténtica «persecución» que hizo que su hermano Ander, también periodista, abandonara el País Vasco en 1983. «Me llamaban ‘txakurra’ (perro) de la pluma -ha dicho-. Pero nunca piensa uno que van a atentar contra él».
Esa presión se plasmó en manifestaciones delante de su casa,llamadas a altas horas de la madrugada o pintadas y pasquines en los que le exigían: «Landaburu, vete del país». También ha recordado que en otra ocasión lanzaron basuras, piedras y cócteles molotov contra contra su domicilio, que no salió ardiendo «porque estaba lloviendo», y que a su mujer llegaron a enviarle «corbatas negras».
En el banquillo de los acusados se sientan los etarras Patxi Xabier Makazaga Azurmendi, ‘Ander’, y Oskarbi Jauregui Amundarain, para los que el fiscal y la acusación particular piden 23 años de cárcel por un delito de asesinato terrorista en grado de tentativa y otro de tenencia y transporte de aparatos explosivos. De igual modo, solicitan que se les imponga la prohibición de volver a la localidad de Zarautz, donde residía la víctima, durante los cinco próximos años.
Durante la vista, que ha durado menos de una hora y se reanudará este viernes con la declaración de un testigo, los dos etarras se han negado a responder a las preguntas de las acusaciones y su defensa.
Cinco operaciones de cirugía
El paquete contenía en su interior entre 50 y 100 gramos de dinamita ‘Titadyn’ que al explotar causaron al periodista heridas en una mano, la cara y el abdomen. Tras 319 días de cuidados médicos y hasta cinco operaciones de cirugía, Landaburu recibió el dictamen de incapacidad temporal permanente.
Según reconocían los autores de la banda en su ‘cantada’ a la banda terrorista -que fue incautada en el domicilio de los jefes militares de ETA, Juan Antonio Olarra Guridi y Ainhoa Múgica Goñi, detenidos en noviembre de 2002-, la revista-bomba fue preparada por Jauregui Amundarain y el ya fallecido Hodei Galarraga en la Casa de la Cultura de Zaldibia. Makazaga colocó el explosivo necesario para llevar a cabo el atentado, que fue ordenado por la jefa del ‘comando’, Ainhoa García Montero, ‘Laia’.
En el piso de Zizurkil (Guipúzcoa) en el que el ‘comando’ fue detenido en agosto de 2001 se encontró una nota mecanografiada donde constaba el nombre, la dirección y la descripción física de Gorka Landaburu y en la que se encontraron huellas de Makazaga y ‘Laia’.
EL MUNDO, 10/2/12